Las campañas que se avecinan serán las más grandes de la historia del país,20 mil cargos de elección popular, 500 diputados federales, 15 gobernadores, presidentes municipales, síndicos, regidores y concejales.
Quisiéramos recordar estas elecciones por una gran exhibición de propuestas, soluciones a problemas palpables y candidatos con liderazgos probados y esperanzadores. Sin embargo, estas campañas se han caracterizado por un fenómeno importante, la utilización de candidatos “famosos”, pero inexpertos en la profesión de la política, la actividad legislativa y la administración pública.
Este fenómeno no es reciente, la postulación de artistas, cómicos, boxeadores, strippers, clavadistas, cantantes, futbolistas, etcétera, es un hecho que se ha dado durante muchos años con resultados pobres y lamentables para nuestro país.
La pregunta sería, por qué los partidos políticos siguen recurriendo a esta fórmula poco exitosa en términos de resultados. La respuesta es clara, sabemos que el proceso para lanzar a un candidato a una campaña política lleva consigo una serie de pasos.
Uno de los primeros es el posicionamiento, y éste se refiere a que los candidatos o candidatas sean conocidos y bien ubicados ante la población. La falta de perfiles adecuados, formados y destacados en política obliga a los partidos a buscar personajes del mundo artístico o deportivo para que les ayuden a acreditar de manera exitosa la etapa de posicionamiento ante la ciudadanía.
Los artistas o deportistas por su labor son figuras públicas muy conocidas en cada uno de los rubros en los que se desempeñan; sin embargo, de política no saben mucho.
Los partidos se ahorran recursos materiales y financieros en la formación de cuadros políticos y prefieren presentar artistas conocidos para que la población los identifique rápidamente y acepte como candidatos agradables, simpáticos y exitosos.
El primer paso parece ser una prueba superada para los partidos; no obstante, se avecinan dificultades más importantes.
La mayoría de los candidatos postulados no tienen experiencia previa en el ámbito legislativo o en la administración pública. Este primer problema deriva en otro: la falta de conocimiento, la cual impide que las propuestas estén basadas en metas alcanzables.
Hoy más que nunca nuestro país necesita de mujeres y hombres preparados, que ofrezcan soluciones viables a problemas que se mantienen latentes y que requieren pronta atención. Postular y votar por este tipo de personas solo pospone la resolución de los problemas más urgentes de nuestro país.
Es importante exigir a los partidos políticos la postulación de candidatas y candidatos con preparación previa, experiencia administrativa o legislativa, y presentación de propuestas viables.
Elementos que permitan a los electores fundamentar el voto en perfiles y propuestas sólidas más allá de rostros conocidos, pero poco efectivos a la hora de entregar resultados a la población. Porque gobernar no es cuestión de un episodio de telenovela o un partido de futbol.
Anna Laura Montiel