A nivel internacional ONU Mujeres ha señalado que una de cada tres mujeres, ha sufrido o sufrirá violencia sexual. Pese a que esta cifra suele mencionarse en múltiples espacios, pareciera que nos hemos tornado indiferentes a las manifestaciones donde se continúa sexualizando a niñas y mujeres previo a llegar a la máxima agresión, sexo sin consentimiento, violación.
Nuestra sociedad se mueve con indiferencia, normaliza que 9 de cada 10 niñas y jóvenes entre los 12 y 19 años, sufren violencia en el noviazgo; que sólo 3 de cada 10 llegan a denunciarlo por sentir miedo, por sentir culpa, por desconocimiento de sus derechos, por amenazas del agresor, por la sensación de no querer afectar a sus familiares o porque al presentarse ante autoridades, estas deciden no creer en sus palabras, pese a contar con evidencias contundentes.
México ocupa el primer lugar de los países integrantes de la OCDE con casos de embarazos en niñas y jóvenes, lo que encierra una cantidad de violencias silenciadas, disfrazadas de relaciones de “amor” en las que se romantizan noviazgos con sumisión, dependencia y obediencia, que normalizan la idea de que los celos son reflejo de cariño. Así muchas de nuestras niñas y jóvenes son forzadas a tener sus primeras relaciones sexuales.
Nos hemos vuelto indiferentes a perder a nuestras jóvenes porque decidieron “fugarse” con su pareja, pues este es el reporte oficial que otorgan las autoridades, muy a pesar de las investigaciones que se han realizado en torno al modus operandi de los sujetos vinculados a las formas de trata de personas, que afecta en un 70% a niñas y mujeres.
El hostigamiento sexual y el acoso sexual son conductas de carácter lascivo, indeseadas e indebidas, que generan en las personas la sensación de humillación, ofensa, que molestan e intimidan, que atentan contra la salud, la integridad, la dignidad, las oportunidades profesionales y los derechos humanos de quienes la padecen, que constituyen expresiones de violencia sexual que tenemos normalizadas en nuestra sociedad machista y misógina.
Algunas conductas no verbales consisten en condicionar la prestación de un trámite o servicio público o evaluación escolar a cambio de que la persona, estudiante o solicitante acceda a sostener conductas sexuales de cualquier naturaleza, que pueden concluir o no en una relación sexual no consensuada.
La norma oficial mexicana 025, en materia de Igualdad Laboral y No Discriminación prohíbe las manifestaciones relacionadas con acoso y hostigamiento sexual, que pueden desarrollarse en entornos escolares y laborales. Derivado de esto se ha emitido a nivel federal el Protocolo para la prevención, atención y sanción del acoso y hostigamiento sexual, cuyos principios pueden replicarse en cualquier entidad, pues esta acción puede generar entornos más seguros para su población.
Revertir las cifras de incidencia de violencia contra niñas y mujeres es una tarea que nos responsabiliza a todas las personas. Además de consolidar esfuerzos que otorguen seguridad a quienes han sido víctimas de estas situaciones para que denuncien.
NORMA ESTELA PIMENTEL