Hace uno días comentábamos que resultaba curioso y difícil que la ceremonia del Oscar tuviera la firme intención se seguir cobrando dos millones de dólares por cada 30 segundos de spots en su transmisión a través de la ABC (de Disney) cuando el mismo negocio de la televisión abierta, y ante todo sus presupuestos, estaban siendo devorados por las compañías digitales (entre ellas Disney) creando una situación interesante en tiempos de pandemia e intento de recuperación económica.
Por eso sonaba excelente la idea de que, aunque no pudieran viajar todos los ganadores a recibir su estatuilla a las sedes presenciales de la ceremonia que se llevará acabo el 25 de abril, esta fiesta no iba a parecer un Zoom más, como todas las ceremonias, fiestas y… vida del último año. Bien por la testarudez del equipo de Stephen Soderberg, quienes desean que esta ceremonia sí parezca el Oscar con todos los toques cinematográficos posibles, y no la junta del domingo por Zoom para planear la semana laboral. Pero nada en la vida es tan fácil.
Los mercados aún mandan. Y como difícilmente van a lograr juntar esos spots de dos millones de dólares solo con el publico de la ABC en vivo, en Estados Unidos; los territorios en Europa (representados en las películas nominadas) están enfurecidos de no poder recibir sus estatuillas de manera virtual (unido al boicot de China por temas políticos); en una de esas, igual sí acabamos viendo un híbrido nuevamente.
La semana inició con la admisión de que se tratará de llegar a un acuerdo, pero con la tercera ola de Covid amenazando a tantos países, las restricciones de vuelos no necesariamente dejarán otras opciones.
Susana Moscatel