Habrá muchas discusiones sobre las decisiones de los miembros de la Academia este año, pero nadie que haya visto Anora puede decir que no es una gran travesía por la que nos llevan Sean Baker y Mikey Madison.
Son más de 14 estatuillas las que se han entregado en la categoría de actuación por interpretar a trabajadoras sexuales. El hecho de que tanto el director como la protagonista hayan hecho a estas parte integral del agradecimiento en sus discursos es notable y un cambio de paradigma.
Y eso logra la película: rompe todos los prejuicios sobre si una protagonista tiene que ser heroína, e incluso nos confunde sobre si estamos viendo una comedia, una verdadera tragedia o una cinta de acción.
Es un balance original, y el hecho de que la visión venga de un proyecto independiente, resulta aún más digno de celebrar. ¿Podría un estudio grande o una gran plataforma aventarse esta apuesta que es mucho más que “Pretty Woman sale mal”? No este año. Este año Amazon fue mal visto por quedarse con el control de James Bond, Netflix cargó con todo al promover con unos 45 millones de dólares Emilia Pérez y El Brutalista, que también fue un gran logro independiente.
¿Y Demi Moore? Hubiera sido la historia perfecta de Hollywood que ganara, sin la menor duda. Quizá el prejuicio de no premiar cine de terror pueda ser superado después de esto. Pero lo cierto es que tanto La sustancia como Anora ponen al frente, de maneras diferentes, fuertes temas sociales en los que mujeres que viven y batallan contra los prejuicios que enfrentamos en esta sociedad tenemos que lidiar desde diferentes trincheras.
Yo sí hubiera votado por Demi Moore, por La sustancia, pero solo hacerlo por la edad de la protagonista hubiera sido muy grave, ya fuera que ella tuviera 25 o 60 años.