Se cumplieron 50 años de que John Lennon y Yoko Ono quisieron imaginar un mundo en el que no había nada porque morir o matar, ni cielo ni infierno, sin necesidad de poseer nada, sin odio ni voracidad. ¿Es para celebrarse ese medio siglo de una de las canciones más icónicas de todos los tiempos? No lo sé. Realmente, no hemos salido con el saldo a nuestro favor como humanidad con ese particular idealismo. ¿Funciona hoy en día aún? Seguramente sí, porque estamos más carentes de todo lo que imaginaron esos dos, y no está mal un recordatorio.
Sin embargo, releyendo esa letra, viéndola proyectada en los lugares más icónicos del planeta y siendo celebrada, me parece que podríamos hacer una observación más profunda de nuestra falibilidad ante esa idea de ser mejores seres humanos. Hoy que tanto aplicamos o nos quejamos de la cultura de lo cancelado, de lo políticamente correcto, no debemos olvidar a las facciones que consideraban absolutamente prosaica la canción. Cuántos quisieron cancelar a Lennon en 1971. Tal vez la historia ya no se cuenta así, pero nos puede dar un poco de perspectiva.
Imaginen hoy en día una canción que nos dijera que “los hombres vivirían en hermandad˝. ¿Estaríamos escuchando lo que dice o preocupándonos porque no nos incluyeron en el lenguaje a las mujeres. ¿Sería siquiera
destacada entre tanto TikTok y Spotify? ¿Hay alguien, cualquiera, como Lennon, a quien aún queramos escuchar cuando nos critica como sociedad? ¿Aunque se incluya a sí mismo en la crítica? ¿Se imaginan un mundo así, en el que todavía estemos dispuestos a cambiar de opinión? No creo ser la única soñadora esta vez tampoco.
@susana.moscatel