Recuerdan nuestra profunda indignación y desdén cuando empezamos a ver que a los famosos, ni siquiera se usaba el término influencers en ese entonces, les pagaban para promover candidatos presidenciales en nuestro país. Nunca olvidaré el escándalo que se armó cuando un muy quitado de la pena y amable Raúl Araiza le dijo a la reportera que entonces le preguntó al respecto: “Para mí es lo mismo que anunciar una pasta de dientes”.
Le caímos encima como fieras, tal vez presintiendo que sería el principio de un horror en la era de la comunicación, especialmente la política. Pero, al menos, él estaba siendo honesto respecto a sus motivaciones, la siguiente elección se puso mucho peor.
¿Recuerdan, y seguimos en México, cómo de pronto un montón de famosos, la mayoría de televisoras, pero uno que otro naciente influencer, de pronto mandaron mensajes apoyando lo que nunca habían apoyado, jurando que había sido espontáneo y negando un pago? ¿Esas listas donde se calculaba, por parte de una agencia de representación artística, cuando debía pagársele a cada uno, según su nivel de fama y capacidad de generar opinión o imitación? Sé de varios que aparecían en las listas y dijeron que no. Pero el estigma se quedó un rato. Y luego, como que se normalizó.
Lo cuento, porque ahora que las elecciones están a todo lo que dan en EU, con Trump ya asumido como el único candidato posible de los republicanos (y comprando anuncios en el Super Bowl), uno de mis personajes favoritos de la contienda por los demócratas ya empezó a hacer cosas raras que son la evolución de este tipo de campañas. Siendo tan de Nueva York, Michael Bloomberg apareció en el Instagram de cientos de miles de comedores de ensalada, especialmente de @KaleSalad (3.5 millones de seguidores) donde el ex alcalde de NY le pide a la cuenta que si sube un meme de él para parecer cool.
Entiendo que ganar la nominación para los demócratas no está fácil y es un martirio. Y sí, los jóvenes extrañamente siguen en gran parte a Bernie Sanders de 78 años. Pero ese es el sector que puede hacer la diferencia y los influencers, aunque sean ensalada, son los que están leyendo esas personas. Así que prepárense para lo que sea.
La discusión sobre la efectividad de esto sigue con todo, pero en este caso queda claro que esos millones se gastarán en cosas que tienen mucho que ver, irónicamente, con fitness y modo de vida sana y joven. Así se puede ganar esta nominación. Si la política lo permitiera, pronto veríamos anuncios de demócratas asegurando a los miembros de la Asociación del Rifle que nadie va por su armas. Y lo harían a través de los influencers, porque ahí están los votos. Esto se va a poner más ridículo que nunca cuando llegue nuestro turno.
Twitter: @SusanaMoscatel