Explicando chistes a idiotas

Hace un par de semanas el gran y siempre sardónico conductor y comediante Bill Maher usó su programa en HBO para “explicarles chistes a los idiotas”. Lo hizo de manera tan brillante que cualquiera con algún sentido de la razón podría haber aprendido algo. Lo malo es que la razón no es lo que opera ni en el mundo de las “cancelaciones” culturales, ni ante la generación (que abarca a varios) de los eternos ofendidos.

Por eso fue tan grave que el controvertido comediante Dave Chapelle haya sido atacado en su show en Los Ángeles, en el Hollywood Bowl, por un hombre que claramente estaba mal de sus facultades mentales, pero que tenía una arma real que parecía pistola, pero era una navaja.

Entiendo que detrás de muchos chistes hay temas complejos, pero a estas alturas, y nunca más clara respecto a que la comedia sin la menor duda salva mucho más de lo que podría dañar (sobre todo si la entendemos como sentido del humor). También sé que Chappelle es rudo, pero la violencia real es lo que se busca evitar ante cualquier objeción ante el discurso libre. Y sí, las cosas de quien vienen. Nadie se salva de Chappelle. Nadie debería salvarse de si mismo al reír de nuestros temas sensibles. Pero celebrar que alguien use cualquier objeto punzocortante ante las palabras, eso ya es el fin de incluso la ilusión de la libertad. Por suerte, en el evento se encontraba Chris Rock, y al salir al escenario a preguntarle a su compañero si el atacante había sido Will Smith, digamos que la anécdota tomó otro giro. Aún así, hay mucho que aprender de esta historia. Hay chistes y hay agresiones. Debemos saber distinguir. Y no solo cuando el objeto de la risa nos quede como saco.