Ya estuvimos por aquí en 2007, pero el mundo del entretenimiento audiovisual no es ni de lejos lo que era entonces y eso está afectando a los escritores. Hasta el cierre de esta columna todo indicaba que los miembros del Writers Guild, el sindicato pues, estaba completamente frustrado con meses de negociaciones nada productivas con los estudios y productoras, y están más que listos para lanzarse a una huelga a partir del primero de mayo.
Tienen razón. Sabemos perfectamente cuánto las compañías de streaming han alterado el panorama del cine y la televisión. Lo sabemos tan bien que no hay manera de pretender que ningún acuerdo hecho, incluso hace apenas seis años, sea uno que permita que quienes escriben estas series y cintas puedan seguir viviendo de eso.
Preguntas tan simples como: ¿cuáles, si es que hay, son la regalías del streaming? ¿Qué es Hollywood y quién pertenece a ese grupo de escritores (más de nueve mil) a estas alturas? Y sobre todo, ¿qué pasa cuando una cinta ya no va a generar en taquilla las cantidades que antes de la era ultradigital generaba?
Algunas de las series que perdieron gran parte de su impulso e incluso dejaron de existir durante la última huelga fueron Breaking Bad, ER y, por ejemplo, nos perdimos de siete capítulos que ya no se hicieron de House, e incluso hubo cinco capítulos de The Big Bang Theory que nunca se hicieron. Sobrevivió quien pudo y quien tenía con qué.
Los talk shows dependieron mucho de la improvisación y alguno dejaron claro con eso que el talento no siempre esta a cuadro. Así que crucen los dedos de que algo se arregle y muy pronto. Sin un gran guión no puede haber un gran show, y eso cuesta. Es hora de que los productores se den cuenta del valor que tienen, a nivel mundial, sus escritores.