Empezó en Hollywood, pero llamar a las estrellas, escritores y demás, el talento, nunca me supo bien. Hoy, con la globalización del entretenimiento del mundo audiovisual queda claro que ese término es la diferencia entre estar hoy en huelga contra lo que sea que aún llamamos estudios y los otros, aquellos que ganan millones por manejar las empresas que crean esos contenidos. Alguna vez un CEO internacional del entretenimiento dijo: “¿Por qué ellos son el talento y ustedes no?”, le causó gracia y en mi mente me parece una superestrategia premiar con un título a quien hace arte y con mucho, mucho más dinero a quien sabe colocarlo y venderlo. Pero ambas cosas son talento.
Así que aquí estamos, con los actores y escritores de Hollywood ganando cada vez menos por los cambios en la tecnología y también porque los pocos actores que sí llenan las salas de cine no son de las nuevas generaciones (Tom Cruise, Dwyane Johnson). ¿Existirán carreras así en 20 años? O solo se llevarán un diploma o una estatuilla a casa (cosa con la que no se pueden mantener familias).
Esta huelga es importante para el mundo, porque si Hollywood ya está entrando a la economía de chambitas, si un actor no puede entrarle al negocio porque la inteligencia artificial ya hace sus propios extras y porque los contratos todavía hablan de las regalías de dvds, pero no del streaming, el mundo se pone atento. Notamos todos esos horribles paralelos con industrias de las que no se habla porque no tienen los reflectores de ese talento. A casi nadie se le valora como se debe. Y no hay industria en la que esto no suceda a escala mundial.