Soy fan de la actriz y directora Justine Bateman desde los 80, cuando salía Family Ties con Michael J. Fox. Ahora lo soy más, por su labor de comunicarle a los actores y locutores de los peligros que se avecinan con la Inteligencia Artificial, sobre su labor de divulgacin sobre cómo las artes y los actores tienen que ser más allá de cuidadosos con lo que deciden firmar respecto a su imagen, semejanza y voz. Este es un tema para explorarse en varias entregas así que empecemos por esto.
La también hermana de Jason Bateman (Ozark) compartió en redes cómo rechazó un proyecto de voz, porque escondido ahí en el contrato había una cláusula que decía que podrían usar la semejanza de su voz para la perpetuidad. Narra cómo realmente necesitaba el dinero, pero comprendió en ese momento, cómo es que este trabajo significaría que ya no la necesitarían para futuas labores, porque habría firmado los derechos de su voz.
Narra también cómo hay que cuidarse de los agentes que están empujando a sus artistas para que firmen contratos donde su imagen digital pueda ser usada por una comisión. Una que puede ser replicada muchas veces al mismo tiempo y que dejaría a tantos sin verdadero trabajo y capacidad de negociar por mejores proyectos o sueldos a la vez. A los agentes les conviene, 10 por ciento hacer nada más que conseguir esa firma. ¿Los artistitas? Olvdenlo, van a acabar siendo coprotagonistas de películas hechas a la medida y en un futuro muy cercano, seguramente, compartiendo créditos con la gente que escaneará su propia imagen digital para salir en su título favorito con sus actores (digitales) que más les gusten y con una historia dictada, sin humanos de por medio, a la Inteligencia Artificial. A la medida del cliente. ¿Empiezan a darse una idea por qué este es el momento de levantar la voz, como lo hacen los escritores? Mañana y una firma después, será muy tarde.
