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Otro 8 de marzo…

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Qué gran fortuna, pero a la vez, qué difícil es escribir sobre mujeres en el entorno del Día Internacional de la Mujer.

El reto es visibilizar, sin estigmatizar; reflexionar, sin polarizar; expresarse, sin que la manifestación cause agravios; relatar, sin ser política y socialmente incorrectas o incorrectos.

Cada mujer es poseedora de una historia única, que al ser compartida con otras, nos permite encontrar un espejo en el que llegamos a vernos a nosotras mismas.

Son retos que han existido durante toda la historia de la humanidad, repitiéndose una y otra vez en todos los campos del conocimiento, de la organización social e incluso de la vida familiar.

Inés de Suárez, uno de mis personajes favoritos en la historia latinoamericana, nació en España en 1507. Su destino había sido definido por su abuelo, quien decidió que se quedaría soltera para cuidarlo. Y ahí Inés toma su primera decisión: huir. Fue una mujer casada, abandonada y viuda; señalada, juzgada y relegada. Tuvo que casarse para ser aceptada en sociedad. Hizo de todo, desde ser parte de una extenuante expedición para encontrar nuevas tierras, sanar enfermos, defender territorios, lograr empatía… todo, menos tener hijos. ¿La primera gobernadora de Chile? Un lugar que aún se discute en los textos históricos.

Hoy, en México, cada 9 horas hay un feminicidio. Cada hora se registra un delito sexual y se presentan 30 denuncias por violencia intrafamiliar. Más de 90% de estos delitos ocurren en el entorno familiar y en la propia casa de la víctima.

Al hablar no solo de los feminicidios, sino en general de los homicidios en contra de mujeres, se advierte que quienes son asesinadas en la calle eran solteras, mientras quienes fueron privadas de la vida en el hogar, eran viudas, en unión libre o casadas.

En la calle, para matarlas, se utiliza un arma de fuego; en la casa el homicidio ocurre mediante asfixia, envenenamiento, arma blanca o fuerza corporal.

Para las mujeres de 65 y más, el hogar es el principal espacio de riesgo. En la vejez el principal agresor es el hijo. En la adolescencia, las agresiones vienen de la pareja, en tanto para las mujeres jóvenes de alrededor de 35 años, el causante es una ex pareja.

¿Y cuáles son los retos más evidentes para que todo lo anterior deje de ser parte de una historia que se repite y se repite y se repite?

Comprender e impulsar el gran papel que tiene la mujer como factor de reconciliación social; reforzar no solo en la legislación, sino también en la acción, su liderazgo en su propio hogar y dentro de su comunidad: no podemos hablar de los macro temas de igualdad sustantiva si no se ha comenzado a lograrlo en el entorno inmediato de las mujeres.

Y en todo ello hay un factor clave: la sororidad.

Recuerdo que cuando en Policía Federal se nombró a la primera mujer coordinadora de la institución en un estado la respuesta de muchas mujeres fue de cuestionamiento y enojo. Al ahondar en las causas de los comentarios comprendí: los espacios para mujeres son tan pocos, que cuando una es nombrada, se cree que todas las demás han perdido la oportunidad.

Y debería ser todo lo contrario: abrir caminos y dejar de lado la idea de que al llegar, somos únicas. Vale la pena, no solo ganamos nosotras, sino el desarrollo y la paz de nuestra comunidad, ciudad y la Nación.

Sophia Huett

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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