Mes con mes, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública compila la incidencia delictiva reportada por las procuradurías y fiscalías locales.
Los números reportados se refieren a la “no cifra negra”. Dicho de forma sencilla, son los delitos que por su naturaleza son registrados de forma obligatoria, como un homicidio, así como aquellos que decide denunciar la ciudadanía, como el caso de robo a casa habitación.
De acuerdo a los datos reportados al mes de junio de 2020, en todo el país disminuyó la incidencia delictiva total en un 19.4%, respecto al mismo mes del año 2019: menos homicidios, secuestros, extorsiones, robos a casa habitación, robos de vehículo y de transeúnte. En contraste, aumentó el feminicidio en 25%, la violencia familiar 0.4% y el narcomenudeo 5.4%.
Si hiciéramos una comparación de junio respecto al mes de mayo de este mismo 2020, encontraríamos una hilera roja de aumentos en los delitos, equivalente al 16.4% más. Y aunque si bien se disminuyó el homicidio en 2%, de un mes a otro el feminicidio registró un 35% más víctimas.
Tal y como hace algunos meses lo comentamos en este espacio, ante un cambio de comportamiento para evitar contagios de COVID 19, era previsible que disminuyeran los delitos de extorsión y robo en sus distintas vertientes, derivado del cierre de negocios, mayor presencia de residentes en su hogar y una menor afluencia de ciudadanía en las calles.
De igual forma se previó el aumento de la violencia familiar y cambio en los patrones de narcomenudeo.
¿Acaso seré adivina? En lo absoluto. Básicamente se trató de una prospectiva de lo que podía ocurrir en la tendencia de delitos, considerando los cambios en el comportamiento a causa de la pandemia.
Con un sentido de verdadera autocrítica, lo interesante sería determinar, por cada uno de los órdenes de gobierno, qué disminuciones o aumentos en los delitos son el resultado de una acción institucional.
Con un sincero respeto a quienes han salido a destacar con declaraciones, conferencias y alegres boletines las disminuciones en los delitos de su competencia, difícilmente se trata de resultados exclusivos de la acción de la autoridad.
¿Qué va a ocurrir en el siguiente informe que reportará los delitos correspondientes a julio? Un aumento de delitos respecto al mes de junio, pero con números menores respecto a julio del 2019.
La significativa disminución en los delitos en abril, mayo y junio, considerando las cifras que reportan las fiscalías y procuradurías (la cifra negra es caso aparte) es una señal positiva.
¿Qué nos queda? Analizar y determinar qué cambios en la conducta de la ciudadanía pueden ser fomentados conforme disminuye el aislamiento, porque de lo contrario enfrentaremos una realidad difícil en delitos patrimoniales.