Política

Los rudos y los técnicos

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  • Sophia Huett

Un buen amigo, comunicador respetado y apreciado en mi caso particular dijo que en honor a la verdad, todo el periodismo, aún el que busca ser objetivo, tiene el toque de subjetividad propio de quien lo ejerce.

Esta afirmación me pareció de las más profesionales que pueden hacerse cuando se tiene la responsabilidad enorme de informar y que de que la ciudadanía tenga puntos de referencia confiables.

Porque el ser humano nunca podrá ser totalmente objetivo, así como todos los gobiernos tendrán siempre una inclinación política a sus líderes.

Un tema que justo viene a colación en estas épocas en las que tanta certidumbre necesitamos.

En la historia moderna de México, en las instituciones del Estado convivían dos tipos de funcionarios y funcionarias: políticos y técnicos.

Los primeros, afines a proyectos de gobierno, eran operadores de una visión política de gobierno. Las y los técnicos, con los estudios apropiados y la experiencia adquirida, tenían la responsabilidad de que las instituciones tuvieran el funcionamiento esperado a la visión política y el servicio esperado por la ciudadanía para mejorar su calidad de vida.

En las instituciones de salud y de seguridad puede entenderse de mejor manera: seguir la visión del Ejecutivo, con titulares que dicten directrices, pero al mismo tiempo se orienten a contar con los mejores procesos, en la búsqueda y concreción de los mejores resultados posibles, con base en la experiencia y los mejores recursos humanos y materiales en bien de la ciudadanía.

Pero cuando las decisiones comienzan a ser más políticas que técnicas, y los técnicos son sustituidos por políticos, hay mucho que perder, de inicio el orden requerido en cualquier sociedad para su desarrollo. Cuando este orden básico, mínimo, indispensable se pierde, no solo hay una sociedad que se descontrola, sino que la incertidumbre comienza extenderse, lo que no es sano ni para las personas y menos para la economía nacional.

Mucho se ha criticado hoy la participación de funcionarios (con y sin licencia) en actividades políticas, que en mi caso particular, creo que debe ser un derecho ejercido cuando no interfiere con las jornadas labores y más aún, con los resultados a los que se está obligado a llegar.

Lo que si preocupa es la participación en temas políticos de bienes humanos y materiales al servicio de la Nación, que de los que esperaríamos una neutralidad histórica de lealtad a México. Aquellos y aquellas técnicas institucionales que aunque vayan y vengan partidos y políticos, con honestidad y profesionalismo, sostienen a este país.

Perder esa neutralidad, se acerca al riesgo de perder las libertades personales y la democracia que tanto ha costado conseguir. Ojalá no crucemos la línea.

Sophia Huett

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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