Elinor fue invitada a participar en la Comisión de Planeación de su ciudad, siendo la primera mujer en ocupar esa posición. Al acudir a una junta, a celebrarse en una zona de negocios y algo conservadora, el conserje del edificio simplemente no la dejó pasar.
“A este corporativo, donde se toman grandes decisiones, solo entran sirvientas o meseras, no entran mujeres de traje”, fue el argumento para bloquearla.
Acostumbrada a los retos, Elinor consiguió el uniforme de una persona de servicio, un carrito de limpiadores y así se coló hasta la misma mesa en donde los hombres estaban dispuestos a tomar decisiones.
Era el año de 1974, en Nueva York, Estados Unidos.
Este evento fue el detonante para que Elinor Guggenheimer convocara a otras mujeres a discutir la participación femenina en el mundo de los negocios y la vida pública. La discusión se transformó y creció, para dar origen al “International Women’s Forum” (IWF), organismo que actualmente agrupa a 7 mil 500 mujeres influyentes en 33 países, con 74 foros locales.
Para el año de 1992, una mexicana fue invitada a iniciar el capítulo en nuestro país. Se trató de Luz Lajous, quien para ese entonces era diputada federal y quien llegaría a ser senadora de México y la primera presidenta no estadounidense del IWF global.
Luz, una de tres hermanas extraordinarias, reunió a mujeres conocidas por su trayectoria e hizo de México el segundo país, fuera de Estados Unidos, en contar con un capítulo local. Apenas a dos años de su creación, organizó su primera reunión regional, entre cuyas sedes se incluyó al Museo Nacional de Antropología, dejando maravilladas a las visitantes extranjeras.
El objetivo inicial de IWF fue establecer canales internos de comunicación entre mujeres, para apoyarse las unas a las otras. Con el paso de los años, se sumó un objetivo más: apoyar a mujeres jóvenes que tienen el potencial de llegar lejos, mediante el programa de becarias, que incluye capacitación del más alto nivel en escuelas internacionales y mentoras afines.
Cada integrante del IWF y sus becarias, es por sí misma, una historia de lucha y éxito, al igual que la historia de cada mujer de este planeta que, sin importar su nación, cultura, edad, sector o condición social, comparten retos comunes.
Gracias Heidi Storsberg, no solo por pensarme como una mujer que puede seguir creciendo, sino también por “sacarme” hace algunos años del sótano en el que me tenían encerrada con llave, por el hecho de ser íntegra. Gracias a ti y a Edith por mostrarme lo que significa la solidaridad entre mujeres en el ámbito laboral, por recordarme lo valiosa que era y por empoderarme frente a los más poderosos.
Gracias Roberta Lajous por ser mi mentora, ejemplo de constancia, profesionalismo y pasión por la vocación. Me ayudas a romper paradigmas incluso internos y gracias por recordarme que el amor, en todas las etapas de la vida, es un gran motor.
Gracias Gloria, Mónica, Silvia y a todas mis compañeras, por ser mujeres a las que les puedo preguntar y abrirme sin temor al juicio, por permitirme aprender de sus experiencias de vida y por permitirme compartirles la mía.
Gracias IWF por congregar a mujeres que no se sienten cómodas con ser las únicas en el escenario y que por ello, extienden su brazo a muchas más.
Sophia Huett