El crimen no tiene fin en la historia de la humanidad, pues para erradicarlo tendría que existir una gran transformación social. Sin embargo, los criminales, de alguna forma y en algún momento, si tienen final.
Los videos más populares en redes sociales de los últimos días fueron de (presuntos) criminales que de acuerdo a los propios usuarios, tienen un final feliz.
En uno de los casos aparece un par de asaltantes que intenta cometer un atraco a pasajeros de una combi del servicio público en el Estado de México. “Ya se la saben” dijo el primer asaltante al despojar de sus pertenencias a un ciudadano; antes de que su acompañante armado pudiera abordar, el chofer arrancó, los usuarios cerraron la puerta y comenzaron a golpear al ladrón.
El final “feliz” de esta historia lo captó el conductor de otra combi, en cuyo video se observa cómo los pasajeros “tiran” al ladrón del vehículo ya sin playera, tras lo que además le quitan el pantalón y lo dejan prácticamente desnudo en la vía pública.
Otro video popular fue el de dos asaltantes en una agencia de vehículos en la Ciudad de México, que terminan molidos a patadas por quienes podrían haber sido sus víctimas.
Y un material audiovisual más, esperado por muchos ciudadanos de bien: un famoso delincuente detenido en Guanajuato, a quienes las víctimas ven como el responsable de la pérdida de un ser querido asesinado por su estilo para ejercer el terror, en el que contrarios e inocentes eran acribillados sin distinción. Un hombre a quienes otros ciudadanos afectados ven como el responsable de ordenar la extorsión a su negocio, el secuestro de algún conocido y en el menor de los casos, el susto provocado por el robo de su vehículo a mano armada.
Pestilentes tras salir de un drenaje, escondidos durante semanas en una precaria construcción, debajo de una cama, en un baño o en un clóset, gordos y descuidados por “no poder salir a hacer ejercicio”, enfermos buscando doctores que accedan atender sus males…
Pero también alejados y temiendo por su familia, sin poder acudir a sitios públicos a presumir su último outfit, su costoso reloj o vehículo, festejando en la clandestinidad… o con una enorme colección de costosas motos a la que no les queda más que limpiarlas una y otra vez sin poder rodarlas…
Temiendo ser capturados por la autoridad, ser traicionados o asesinados por sus enemigos… esperando a ver quién de sus cómplices cae…
Si a usted, querido lector, ya le cansó el aislamiento social de estos meses por el covid-19, imagine lo que es vivir una vida entera así…
Así viven los criminales. Así son sus días y noches, durante semanas, meses y años.
¿Quién aspiraría a esto? No creo que los jóvenes criminales sean masoquistas, pero si ingenuos al creer que el crimen les podría dar una vida de éxito y admiración.
Para los delincuentes no hay posibilidad de un final feliz. Lleguen o no a enfrentar la justicia, sus crímenes los orillan a una calidad de vida poco envidiable… y todo por un dinero que ni siquiera pueden gastar libremente.