Política

El rescate de las víctimas

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  • Sophia Huett

Ante un accidente automovilístico, el primer impulso o acción tanto de los profesionales de la protección civil, como de la ciudadanía que se encuentra en posibilidades de apoyar, es conocer si hay una víctima que necesita apoyo.

De ser positivo, se buscará cómo ayudarle sin poner en riesgo su integridad o vida, en tanto llegan los servicios de emergencia o un mayor apoyo. Algunos buscarán mantenerle lo más tranquila posible, le preguntarán si desea que se le avise a su familia y evitarle el sufrimiento.

Es poco probable que en ese momento alguien comience a argumentar si el accidente fue culpa de quien está sangrando: ¿ocurrió porque vestía de forma provocadora?, ¿habrá salido a una hora poco apropiada?, ¿fue su culpa por no revisar el tornillo que va sujeto al carburador?, ¿no se dio cuenta que su llanta traía un clavo?

En vez de dejar a la víctima en el punto y comenzar a buscar al culpable, la gran mayoría buscará cómo apoyar a la víctima del incidente, especialmente si hay algún tipo de dolor.

¿Por qué no ocurre lo mismo en el caso de un delito? ¿Por qué en lugar de enfocarnos en las víctimas y cómo ayudarlas, se les visualiza como un componente para castigar al delincuente o peor aún, como provocadores de su condición?

Víctima es aquella niña, niño, adolescente, mujer u hombre al que le robaron, de quien abusaron, a quien engañaron, lesionaron o asesinaron. No son seres sin rostro que engrosan un sector, sino historias de vida que se trastocan por quien infringe la ley.

Víctimas son también sus familiares, quienes no solo perdieron un ser querido, sino en muchos casos, a la persona cuidadora, al o a la jefa de familia y sustento del hogar.

Con el antecedente de que la primera Ley General de Víctimas de nuestro país data del año 2013, en México tenemos un largo camino que recorrer para rescatar a las víctimas, tanto desde la autoridad, pero también desde la sociedad y la política (que no pocas veces las ha utilizado para acercarse a sus objetivos). Se trata de actuar con sensibilidad ante quien sufre o sufrió un daño físico, mental, emocional o económico, desde el ámbito que nos corresponda.

El delincuente no pensó si al robar a aquel hombre dejaría en una condición económica muy complicada a una familia, si provocaría un daño a la salud de aquella mujer a la que le robó el vehículo o si las consecuencias de abusar de aquel niño durarían hasta su etapa adulta.

Pero la autoridad una sociedad solidaria si debe actuar en consecuencia, sino solo en el ámbito de la seguridad y la justicia, sino en la búsqueda de actitudes que eviten la revictimización. La voz del funcionario diciendo que a una niña la mataron por tener tatuajes, no es sino la caja de resonancia de lo que algunos ciudadanos piensan.

Es rescatar a la víctima sin hacerla parte del conflicto.

Las voces de las víctimas no pueden ni deben estar en soledad exigiendo justicia. Nadie quisiera estar en sus zapatos y menos aún que al estar en la misma posición, se les abandone.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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