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El monstruo de mil cabezas

  • Seguridad ciudadana
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  • Sophia Huett

A nivel Latinoamérica, la extorsión se ha convertido en una importante fuente de ingreso para las organizaciones delictivas.

Se trata de un delito complejo debido a diversos factores, como que la delincuencia hace del miedo su principal herramienta para cometerlo; además afecta el desarrollo económico, debido a que encarece a la economía e inhibe futuras inversiones. No son pocos los casos en México de zonas de restaurantes y bares deciden cerrar sus puertas ante la presencia del delincuente, quien solicita su cuota mensual (que en ocasiones es tan alta, que termina matando a la gallina de los huevos de oro).

En las encuestas de victimización realizadas por el INEGI en México, la extorsión es uno de los delitos más comunes; sin embargo, en las cifras de incidencia delictiva, apenas pinta, como si no existiera.

Este monstruo de mil cabezas utiliza la información comercial o la que se encuentra en redes sociales para provocar el pago por parte de la víctima. Y en el proceso, utiliza el miedo para truncar el puente de comunicación entre la autoridad y la ciudadanía.

Y así, las víctimas deciden vivir solas, en silencio y en evidente sufrimiento, este delito que no solo afecta la economía familiar, sino también la salud emocional y hasta física de quien lo padece.

Si se cambia el número telefónico del comercio para evitar la extorsión, será muy poco tiempo para que vuelvan a intentar una extorsión: bastará tomar el número del directorio comercial y la falta de protocolos en el negocio para que la amenaza vuelva a estar presente. Si decisión es cambiar el número celular, hay que vencer la tentación de poner fotos de familiares y menores incluidos en el perfil del usuario de mensajería y las publicaciones sin candados en las redes sociales, pues de lo contrario, se volverá a recibir esa temida llamada.

Más aún, este monstruo buscará ir cambiando su estrategia, usando en algunas ocasiones el miedo, pero también otras argucias que tienen el nombre de “contador”, “aduana”, “banco”, “servicio de cobranza”, “proveedor” o “emergencia”, para provocar el desembolso. Todo dependerá del ánimo del delincuente.

La ciudadanía tiene como principal reto informarse, reflexionar y no permitir que la emoción (de un supuesto secuestro o de ser ganador de un auto), le nuble el sentido común y la lógica, sin mencionar el indispensable cuidado de su información personal.

Por su parte, la autoridad tendrá como reto (habitual), revisar sus propios procesos para afirmar que sus elementos no se encuentran coludidos con el delito, ya sea por omisión, protección o colaboración; a ello se suma el desafío de brindar a la ciudadanía los canales de comunicación adecuados para denunciar e iniciar la investigación que logre elementos contundentes para detener a los responsables y actuar de forma impecable para que enfrenten su proceso ante la justicia.

Ningún ciudadano debe vivir a solas este delito, al que algunos califican como el impuesto al miedo. Para obtener resultados diferentes, hay que hacer las formas diferentes: restaurar puentes de comunicación entre sociedad y autoridades, debe ser el primer paso.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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