“El que elige mal para sí, elige mal para el prójimo”
Pierre Corneille
Carmen trabajaba en casa de Magdalena, donde recibía un pago de cinco mil pesos mensuales por realizar labores domésticas. Súbitamente anunció que renunciaba, porque ya no necesitaba el trabajo, “mi esposo anda con los huachicoleros y le va muy bien”, dijo.
La siguiente vez que Magdalena la vio, el cambio de Carmen la sorprendió: conducía una camioneta último modelo y prácticamente había transformado toda su apariencia.
El robo de hidrocarburos es una de las vertientes de la economía criminal en México, que no sólo nutre los bolsillos de los delincuentes, sino también de sus familias.
Además de tratarse de la sustracción de recursos económicos del Estado, atenta contra el Estado de derecho y el desarrollo integral de la sociedad. Más aún, es un reto de seguridad pública y gobernabilidad, con arraigadas distorsiones y una preocupante tendencia a volverse un fenómeno legitimado.
Luego de que en el año 2015 ocurriera el famoso “gasolinazo”, un sector encontró en su “alto precio” (entonces el litro costaba $13.57, en contraste con los $20 actuales) la justificación para decantarse por el consumo ilegal. Y entonces el delito se agudizó.
A pesar de que desde 2016 contamos con la Ley Federal para Prevenir y Sancionar los Delitos cometidos en materia de Hidrocarburos, que establece penas de hasta 25 años de cárcel para quien sustraiga, transporte, suministre, posea, compre o comercialice hidrocarburos, en algún momento este ilícito se convirtió en una actividad común y normalizada.
En Guanajuato, solo en 2018 se aseguraron en flagrancia y principalmente en vehículos en circulación, 6 millones de litros. Si calculamos un costo de $13 por litro, esto representa una pérdida de 78 millones de pesos para la delincuencia, lo que nos da un parámetro sobre cuánto podrían alcanzar sus ganancias.
¿Quién o qué podría convencer a Carmen y a su marido de regresar a sus ingresos anteriores? ¿Cómo hacerles ver que cada peso que gastan proviene de una economía criminal que cuesta vidas?
Hay quien dice que la ruta es implementar programas sociales; sin descalificar su importancia, dudo que sea la solución única.
¿Qué medios de defensa implementarán los delincuentes para defender sus ganancias de la acción institucional e incluso la rivalidad de otros delincuentes? El número de homicidios, la violencia e incluso los actos propagandísticos, nos dan elementos para formular la respuesta. Guanajuato es una de las economías más dinámicas del país, donde difícilmente los delincuentes cometen el ilícito para cubrir sus necesidades básicas. El robo de hidrocarburos implica la elección de vida de un sector que desdeña el trabajo lícito por preferir una ruta más corta para alcanzar sus metas económicas.
¿Cómo ponerle fin? Con acciones integradas para descubrir, investigar y poner frente a la justicia a delincuentes con elementos sólidos, pero también al apostar por la educación y sensibilización ciudadana. Los consumidores deben saber lo que se compra, comprar de manera ética y asegurarse que no se está alimentando a la delincuencia. Para Carmen no hay buenas noticias por donde se le busque. No habrá un final feliz para su historia. Es cuestión de tiempo.
No es un caso figurado, sino uno real al que se le cambiaron los nombres para proteger la identidad de sus protagonistas.