mientras que en la Cámara de Diputados de 1988 a 1991 se presentaron 315 iniciativas, en el período 2018 a 2021 se presentaron 6,720. Una absoluta locura. Se trata de la legislatura más reciente pero, ¿de cuántas iniciativas –de esas 6,720 presentadas- se acuerda?
Hace décadas que el Poder Legislativo busca ganar legitimidad. Son muchas las personas que piensan que una diputada o un diputado no trabaja, que solo van a levantar la mano. La realidad es que no sabemos cómo medir ni juzgar el trabajo de un legislador.
6,720 iniciativas para modificar, crear o derogar disposiciones o leyes, es un número totalmente desmedido, pensado en su mayoría en acreditar números. En total se aprobaron 1,044; el 16 por ciento.
La saturación de la agenda legislativa tiene dos grandes efectos: primero, promueve la demagogia. A veces escuchamos grandes discursos de la lucha contra el cambio climático cuando se presenta o se aprueba la iniciativa, y en realidad el contenido solo cambia una palabra por otra.
Es decir, hay una gran cantidad de iniciativas de forma, pero que poco o nada impactan a lo que sucede fuera del Poder Legislativo, en la calle, en la vida real.
También es demagógico promover cambios legales para temas cruciales como el campo, pero votar a favor de recortes presupuestales. Las prioridades deben ir acompañadas de recursos o no son prioridad.
La siguiente legislatura debería asumir el compromiso de no buscar cantidad sino calidad, de buscar congruencia entre lo que se promueve en las leyes y lo que se asigna en el presupuesto.
La mayoría de los problemas pasa más por el cumplimiento, respeto y aplicación de la ley que por la creación de nuevas disposiciones. Somos un país ampliamente regulado incluso a nivel constitucional.
Debe ser el inicio de una nueva etapa en el Poder Legislativo, los diputados más cercanos a sus distritos, más atentos a la rendición de cuentas, más dispuestos a exigir y señalar cuando alguien quiera pasar por encima de la ley.
El respeto, más que con números, con acciones a favor de los mexicanos. Un poder de puertas abiertas, un poder que represente a los mexicanos que tienen voz pero que no son escuchados. _