De acuerdo con el Banco Mundial, siete de cada 10 docentes en educación primaria son mujeres; se trata de un dato sumamente interesante en México, que es considerado uno de los peores países para ser mujer.
Llegó a mis manos el libro “Había una vez mexicanas que hicieron historia” del autor Pedro J. Fernández. El autor presenta de una forma extraordinariamente didáctica a 50 mujeres que son fuente de inspiración para todas y todos.
En el libro podemos encontrar personajes históricos obligados como Leona Vicario, Josefa Ortiz, Sor Juana Inés, Margarita Maza, Carmen Serdán, entre otras.
Aparecen otras grandes mujeres que no traía tan presente como la Güera Rodríguez, clave desde el inicio de la lucha de Independencia y hasta el acta de Agustín de Iturbide, o como Laureana Wright, una de las primeras mexicanas en exigir el derecho al voto de las mujeres a través de un artículo periodístico donde criticaba al presidente Porfirio Díaz.
En el libro hay también mujeres de las que sabía poco de su legado y de épocas más recientes. Matilde Montoya fue la primera mujer en estudiar medicina en México; Matilde Rodríguez, la primera psiquiatra en el país; Leonora Carrington, pintora y escritora mundialmente reconocida.
Los 50 perfiles son apasionantes, me gustaría mencionarlas a todas. María del Pilar Roldan, esgrimista que fue la primera mujer en ganar una medalla olímpica para el país; o Karla Wheelock, primera mujer hispanoamericana en escalar las siete montañas más altas del mundo, son otros ejemplos.
Todas ellas me llevaron a ratificar, una vez más, que seguimos en deuda como paísen el reconocimiento a la contribución de las mujeres. De primaria a preparatoria, escuché cientos de horas de historia, pero las mujeres eran casos de excepción respecto al tiempo dedicado a los hombres.
La educación básica es fundamental en el desarrollo integral de todas y todos. Creo que es momento de que se hable más de los cientos y cientos de casos de mujeres que han hecho historia. Le toca al gobierno, pero las maestras pueden empezar ya a difundir más estas historias; a contar la otra parte. Dejemos de voltear a ver estos temas solo los 8 de marzo. La mujer mexicana es verdadero motivo de orgullo.