Política

Lenguaje y política

Nuestras estructuras cívicas compartidas, nuestras instituciones y organizaciones son, en buena medida cuerpos vivientes de lenguaje público, de modo que, cuando cambia la retórica, también varían ellas. La crisis de nuestra política es una crisis de lenguaje político”. Escribe Mark Thompson (director ejecutivo de la compañía de medios New York Times) en su libro “Sin palabras: ¿Qué ha pasado con el lenguaje de la política?” 

En el caso mexicano esto recuerda al cambio de denominación de organismos gubernamentales como el Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado o a programas como el de Tandas para el Bienestar. A partir del lenguaje público se han ido delineando las instituciones y acciones del gobierno, y esto no es que no haya sucedido antes, pero en sí son productos y denominaciones radicalmente diferentes a las del pasado reciente.

El libro señala lo que encuentra como las tendencias más inquietantes del discurso político contemporáneo: consigue su impacto rechazando toda complejidad, condicionalidad o incertidumbre; exagera hasta el extremo para expresar su idea; se basa en la presunción de una mala fe por parte de su blanco político; no acepta la responsabilidad de explicarle nada a nadie, y en lugar de eso trata los hechos como materia opinable; rechaza la posibilidad siquiera de un debate racional.

Remata diciendo que con un lenguaje así, no nos debe extrañar que tantos ciudadanos asqueados den la espalda a la política. Thompson describe la comunicación a nivel mundial, aunque a los mexicanos todo esto nos suene muy familiar, especialmente los últimos meses.

Thompson identifica que está creciendo la intolerancia a la libertad de expresión y el apetito de limitarla. Dice que la apuesta por un lenguaje público sano une al pueblo y a los dirigentes políticos porque logra atraer al debate a los ciudadanos de a pie; un lenguaje público que pierde su poder para explicar e implicar pone en peligro el vínculo entre el pueblo y los políticos.

Lo hemos dicho antes: en política las palabras son acciones por sí mismas, tienen consecuencias. El riesgo es que un lenguaje desbocado en emociones y carente de razones agudice las diferencias y desilusiones. _

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Saúl Barrientos
  • Saúl Barrientos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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