Un joven hoy fue despedido. Hace apenas cuatro meses, le contaba dichoso a sus padres y amigos que había obtenido un empleo, era el primer empleo donde iba a poder ejercer su carrera, esa que le costó más de 16 años de estudio desde su primer día en la primaria.
Su educación le costó al Estado mexicano miles de pesos, pero también a sus padres: los pasajes del camión, los materiales para sus clases y tareas, cuotas de inscripción, e incluso algunos boletos de rifas; y por supuesto, la torta diaria que le preparó su mamá sin falta durante todo este tiempo.
En su casa, la prioridad de sus padres era muy clara: una carrera para todos sus hijos. Los papás de este joven seguido recordaban, cuando tenían que sortear los gastos, que la mejor herencia que podían darle a sus hijos era la educación.
El padre de este joven luce cansado, pero aún no se ha podidoretirar. El esfuerzo que están haciendo requiere obtener el mayor ingreso posible. Su mamá es costurera. Ninguno de los dos pudo acabar la preparatoria. El papá tiene como sello de su trabajo, la especialización que brindanlos años. Mientrasque su madre muestra, por encima de todo, esa fuerza que sacan las mujeres para luchar por los suyos.
A este joven le avisaron de su baja hace unos minutos, la empresa está haciendo ajustes para sortear el paro de actividades por la pandemia; la noticia para él y para su familia fue devastadora, para nuestra sociedad también debe serlo. Como él, miles y miles enfrentan una situación similar.
Los jóvenes son los más vulnerables a perder su empleo. La falta de experiencia, estar contratados bajo esquemas como el outsourcing, la poca antigüedad, los bajos sueldos y el hecho de que millones laboran en sectores terriblemente afectados como el turismo, son algunas razones.
La apuesta de la familia de este joven, como la de millones de familias mexicanas, fue por una educación que ayudara a sus hijos a tener mejores condiciones de vida, y créanme que aún en este país con tantas fallas, estoy seguro de que no solo es la apuesta correcta, es la única a la que le debemos apostar. El gobierno tiene que hacer algo ya para blindar el empleo de los jóvenes y para ayudar a aquellos que fueron despedidos o no encuentran trabajo a incorporarse lo más pronto posible. Urge una voz para los jóvenes, es un tema de país. _