“Fue el mejor de los tiempos, fue el peor de los tiempos”, así comienza el libro Historia de dos ciudades de Charles Dickens y es justo esa frase en la que pienso a unos cuantos días de cerrar el año.
Es imposible generalizar en un mensaje de cierre de año lo que vivió cada persona a lo largo de estos 12 meses.
Para muchos el balance habrá sido enormemente positivo y 2022 pudo haber sido uno de sus mejores años de vida; para otros el recuento arroja un saldo negativo, con momentos de marcado dolor.
Disfruto pensar que aun en la más complicada de las vidas, siempre hubo un momento alegre.
Disfruto pensar que el más difícil de los problemas evita otros más grandes o deja un legado que a pesar del daño genera un impacto positivo en la forma de abordar la vida.
También mis momentos más felices guardan un toque de tristeza cuando pienso en esas personas con las que me hubiera gustado compartir ese éxito, o cuando acepto que el momento se fue y que el tiempo no vuelve.
Mario Benedetti lo explica mejor y es una de las frases con las que más identificado me siento: “No sé si soy una persona triste con vocación alegre, o viceversa, o al revés.
Lo que sí sé es que siempre hay algo de tristeza en mis momentos más felices, al igual que siempre hay un poco de alegría en mis peores días”.
Está por cerrarse un ciclo más en esta forma que tenemos de darle tiempo a la vida. Ver el final del año es siempre una oportunidad para la reflexión.
Quienes me conocen saben que tiendo más a lo racional que a lo emocional, pero cada vez la balanza se nivela más. Vivir es de emociones más que de razones.
En esta recta final del año quiero pedirte que no dejes de tener detalles con la gente que quieres, hazles sentir lo mucho que las valoras y que te importan.
En esta recta final del año no dejes de tener un momento de calma, muchos podrían decir que hasta de meditación, para agradecer.
Que este próximo 24 de diciembre, donde millones de familias mexicanas creyentes se reúnen, sea un momento para hacer un balance.
Para suscribir un compromiso con una generosidad que debemos tener siempre, e insisto, y para agradecer, porque estoy convencido que es una de las herramientas de cambio más poderosas que hay en la vida.
Un abrazo con enorme afecto a ustedes y sus familias. _
