Política

El poder del afecto

Poco después de la muerte del dictador rumano Nicolae Ceausescu, se hizo pública la existencia de una red de orfanatos donde habían crecido, en la desatención total, alrededor de 170 mil niños.

“Las primeras personas que llegaron a estos orfanatos como Nathan Fox del Centro de Desarrollo Infantil de Harvard, cuentan que en las habitaciones había un silencio absoluto”.

“Los bebés estaban tirados todo el día en camastros, completamente abandonados hasta que alguien aparecía para darles de comer o cambiarles pañales. No se oía ni una sola canción, ni una sola palabra; no había ningún gesto amable. Ninguna caricia”.

“En la falta de afecto y compasión, esos niños habían perdido el habla”. Mariano Sigman en el libro El Poder de las Palabras, continúa su relato diciendo: “Muchos de estos niños fueron adoptados y pasaron una serie de estudios. Casi todos tenían problemas cognitivos severos y su cerebro era anormalmente pequeño”.

El estudio acabó demostrando que el afecto es un combustible fundamental para el desarrollo normal del cerebro y a la vez cambia la intuición de cómo funciona el estrés. No solo las malas experiencias generan estrés, también la ausencia de afecto lo desarrolla.

Dar alivio en forma de gestos y palabras tiene un efecto imprescindible para el adecuado funcionamiento del cerebro y de la mente. Sigman es categórico, afirma que es esa la razón por la que cualquier humano o cualquier cachorro de otra especie busca que lo acaricien.

Y entonces es válido preguntarnos: ¿cuántas cosas allá afuera no se podrían evitar si todos los bebés, niñas y niños crecieran con el afecto necesario? Hace unos días terminó el curso de políticas públicas que imparto en la Universidad Anáhuac Norte.

En su presentación final la mayoría de mis alumnos abordó la violencia contra la mujer en diversos ambientes: en el hogar, en el trabajo y en el espacio público. La realidad es que al escuchar sus ideas era inevitable pensar que en realidad muchas de las acciones y programas de gobierno buscan corregir, desde el ámbito público, decadencias y fallas que vienen del ámbito más privado, de la formación en el hogar.

Solo podremos aspirar a una mejor sociedad a partir de familias más unidas. La decadencia de amor, de valores y de formación en una sola familia tiene un impacto incalculable en el mundo.

Estoy convencido que a mayor afecto, un mejor futuro. _

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Saúl Barrientos
  • Saúl Barrientos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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