uno de los principales retos que enfrenta el mundo es la falta de confianza en las instituciones. Si bien las instituciones públicas son las que más desconfianza generan en los ciudadanos, este problema no es exclusivo del sector gubernamental y ha alcanzado con fuerza a las instituciones del sector privado.
Está claro que todo acto de corrupción consta de al menos dos personas, quien ofrece y quien recibe; por ello,combatir la corrupción requiere no solo de un esfuerzo del aparato del Estado, sino también del empuje y de la voluntad del sector privado.
Hoy, quizá más que nunca en la historia del México moderno, se necesita un esfuerzo sin precedentes por parte de la sociedad en su conjunto. Los sectores público y privado deben empezar a ver la ética como un activo intangible que produce beneficios sociales e incluso económicos al interior de las organizaciones y alrededor de ellas. A partir de una visión de esta naturaleza podremos avanzar como país hacia un México más próspero, justo y equitativo.
En este marco, es muy interesante la fuerza que han adquirido los internacionalmente llamados Compliance Program. Se trata de esquemas de autorregulación y gestión que buscan que las empresas tengan una actividad apegada a la legalidad y a valores éticos.
Y es que el objetivo de estos programas es que la lucha contra la corrupción empiece desde la propia empresa, ya sea desde su cultura organizacional con el fomento de códigos de conducta hasta las auditorías, investigaciones y sanciones internas.
En algunos países desarrollados a las empresas nacionales y a las que buscan internarse en sus economías se les exige contar con un Compliance Program. Creo que es momento de que en nuestro país dejemos de ver el problema de la corrupción como un problema que se resolverá exclusivamente a partir de lo que puedan hacer los gobiernos.
Exigir Compliance Programs en nuestro marco jurídico puede ser una nueva oportunidad para suscribir un nuevo esfuerzo conjunto entre ciudadanos y gobernantes.
Al final se trata de generar incentivos para pensar en el beneficio común. ¿De qué le sirve a un servidor público hacerse de dinero por medios ilícitos si su entorno estará repleta de homicidios, secuestros y extorsiones? ¿De qué le sirve a un constructor hacerse de una obra por medio de sobornos si su vida y la de sus familiares está en riesgo? _