Pongan por favor, desde ya, una marca en el año 2054 y díganselo a sus hijos y a sus nietos para que estén al pendiente por si ya no estamos nosotros.
Ese año, la carretera Rumbo Nuevo que conecta a los municipios de Tula, Palmillas, Jaumave y Victoria con la ruta de Ciudad de México, Querétaro y San Luis Potosí, volverá a ser gratuita para los tamaulipecos como lo fue durante más de 20 años.
El Gobierno del estado, el más humanista que hayamos visto, decidió establecer un cobro por una carretera que no construyó.
Y esa es la molestia. No estamos en contra de que se amplíe la oferta carretera del estado que sería fundamental para el desarrollo económico y para la seguridad de las familias.
Pero este cobro no es por una carretera nueva que abra alternativas de conexión, sino por una carretera ya construida, funcional y sobre todo gratuita hasta este gobierno.
Con el argumento de que era necesario rehabilitarla -la cual quedará lista en meses-, se concesionó por los próximos 30 años, de acuerdo con la información de Pedro Cepeda Anaya, secretario de Obras del gobernador Américo Villarreal Anaya.
Perdón, pero yo no le veo lo humanista a esta decisión y creo que el estado en realidad está entregando una vía importante a un particular.
Rumbo Nuevo se encuentra en mejores condiciones que la mayoría de las carreteras del estado y los accidentes que ahí ocurren pasan más por la falta de vigilancia que por la situación que guarda la infraestructura actual.
Lo que estamos viendo con esta decisión es la renuncia del estado a tener capacidades propias para mantener su infraestructura y es tiempo que nos expliquen: ¿cómo funcionó durante décadas sin concesión y ahora ya no se puede?
Y ya es tiempo de que nos digan ¿en qué se están yendo nuestros recursos? Porque no se ven ni carreteras, ni en pavimentación ni en nuevas tuberías para evitar el desperdicio de agua.
En agosto iniciarían los cobros, y en el mejor de los casos en 2054 volvería a ser gratuita, pero las concesiones difícilmente duran el plazo pactado inicialmente porque el mantenimiento que se requiere es constante y son normales las extensiones de tiempo.
El humanismo de este gobierno está en el discurso, no en hechos como este. Por lo pronto decimos con toda la tristeza: si bien nos va, 2054 llega ya.
