En la historia de la revista Time se cuentan al menos unas ocho portadas polémicas por su selección de Persona del Año (que durante muchos años se tituló “Hombre del Año”). Dos de ellas fueron las de Adolfo Hitler y Vladimir Putin. Pero hoy más de uno arquea la ceja ante la inclusión de Taylor Swift en la edición de 2023.
La artista ha logrado el premio después de un año lleno de éxitos con su gira 'The Eras Tour', la proyección cinematográfica del concierto –un inusitado éxito de taquilla en la que ella negoció directamente con la cadena de exhibición– y las regrabaciones de sus discos 'Speak Now', en julio, y '1989', en octubre.
La revista ha explicado que el reconocimiento no implica solamente a personas benéficas con su entorno o que hagan cosas positivas. En el caso de Donald Trump, la editora Nancy Gibbs explicó que se le otorgó por romper las reglas de la política y desafiar las expectativas del mundo sobre este proceso electoral.
No era fácil para Swift, quien competía con otros ocho rostros o conceptos conocidos a nivel internacional: los huelguistas de Hollywood; Xi Jinping; el CEO de OpenAI, Sam Altman; los fiscales de Donald Trump; Barbie; el rey Carlos III y Jerome Powell.
Pero, al parecer, el ser mujer joven y de la farándula es peor que cualquier cosa. No importa que Spotify la haya nombrado la cantante con más reproducciones por sobre cualquiera. Nuestra sociedad sigue manteniendo un tufo elitista y misógino.
La industria musical ha sido denunciada en otras veces ya por misógina. Artistas como Madonna, que en 2016 fue galardonada como mujer del año, dio un discurso contra la misoginia en la música. También fue Rosalía la que habló sobre cómo "la mujer no tiene la misma oportunidad de crecer y subir dentro de la industria" cuando sacó el tema 'Relación Remix' junto con muchos hombres del género del reguetón.
De acuerdo con un reportaje presentado por la revista Marie Claire desde 2012 hasta 2021, las mujeres solo han ocupado un 30% dentro del género del pop, frente a un 70% de artistas masculinos. Si hablamos de otros géneros como el country o el rap no llegan al 20 por ciento.
¿En un mundo así que una mujer logre el mayor número de reproducciones en Spotify por encima de Bad Bunny y otros hombres no tiene mérito?
La batalla por posicionarse siendo mujeres es en la música, en los museos, en la literatura, en la ciencia, ¡incluso en las esculturas a mujeres célebres! Se alega que eso fue en épocas anteriores, pero que actualmente eso no sucede ya. Que las quejas de las mujeres y las batallas del feminismo son vacías e innecesarias.
Y es que esta portada no se trata de Swift. Es un mensaje para las mujeres jóvenes que están luchando por trascender en un mundo de hombres hecho a modo para ellos. Pero es para ir más allá. De no solo tener un ícono anual, sino que diariamente las mujeres puedan trascender a sus propios sueños y romper sus límites.