El caso de Brenda Guadalupe Carrera, diputada local de Morena en Jalisco, evidencia un problema que ha afectado al partido desde su llegada al estado: la falta de unidad. En lugar de trabajar juntos por los ideales que dicen representar, muchos de sus integrantes están más preocupados por sus propios intereses que por construir un proyecto sólido.
La denuncia de Carrera, quien acusa al senador Carlos Lomelí, a Erika Pérez, presidenta estatal del partido, y a Miguel de la Rosa, coordinador de la bancada en el Congreso, de violentarla y discriminarla, es una prueba más de cómo las divisiones internas y los pequeños grupos de poder están desmoronando a Morena en Jalisco.
Desde su fundación, Morena no ha logrado consolidarse como una opción real en el estado, y esto no es culpa del electorado, sino de sus propios líderes. Las disputas internas y el afán de controlar pequeñas parcelas de poder han debilitado al partido, haciéndolo incapaz de presentar un frente unido.
En lugar de resolver sus diferencias de manera civilizada, las “tribus” de Morena en Jalisco actúan como si estuvieran en constante enfrentamiento. Cada grupo busca imponerse sobre los demás, ignorando por completo las necesidades del partido y, peor aún, de los ciudadanos que esperan una verdadera alternativa política.
Lo que ocurre con Brenda Carrera es un reflejo de esta dinámica. Tras votar a favor del refinanciamiento de la deuda estatal, fue señalada de traición y, según su denuncia, ha sido excluida y hostigada por sus compañeros de partido. Estas acciones no solo afectan a la legisladora, sino que también envían un mensaje claro: en Morena Jalisco, pensar diferente no está permitido.
Es evidente que, mientras el partido siga dividido por estos conflictos internos, será difícil que Morena logre gobernar el estado. Las elecciones se ganan con propuestas, pero también con unidad, algo que hoy parece imposible en un partido donde cada quien jala hacia donde más le conviene.
Si Morena quiere ser tomado en serio en Jalisco, sus integrantes deben dejar de lado las luchas internas y trabajar por el bien común. De lo contrario, seguirán siendo un partido lleno de promesas incumplidas y oportunidades desperdiciadas.