Política

De agendas, corcholatas y taparroscas

Dos tragedias, dos miradas; dos tragedias, dos intereses; dos tragedias, dos coberturas; dos tragedias, dos compasiones. El 14 de junio, en el mar Jónico, frente a las costas de Grecia, un viejo barco pesquero con 750 personas a bordo, amontonados, naufragó, se estima en 653 las personas fallecidas o “desaparecidas”; en tanto, cuatro días después, el 18 de junio, cinco personas a bordo de un sumergible experimental en Atlántico Norte, frente a las costas de San Juan Terranova, Canadá, pierden contacto-comunicación con la superficie; el jueves 22, oficialmente dan por fallecidas a quienes viajaban en el sumergible.

El naufragio en el mar Mediterráneo, como otros tantos que han sucedido en años recientes, apenas fue nota, pero sin captar la atención en relación a la magnitud de la tragedia humana; en Europa, particularmente en Grecia, los medios fueron un poco más, cuestionando la intervención oportuna y efectiva de la Guardia Costera helénica y destacando el apoyo para el rescate de algunas naves cercanas, como el perteneciente a la familia mexicana Baillères (principales accionistas del grupo BAL, fundado por Alberto Baillères González -22 de agosto de 1931-2 de febrero de 2022- y que administra Industrias Peñoles, Palacio de Hierro, Grupo Nacional Provincial, ITAM, Petrobal, entre otras, con el yate el Mayan Queen IV, que acudió al llamado de rescate.

En tanto, en el caso del sumergible “perdido” en el Atlántico Norte, de la empresa Ocean Gate, acuden la Guardia Costera de Estados Unidos, de Canadá, con apoyo de buques, aviones, de la más desarrollada tecnología para la búsqueda por superficie y bajo el mar; y una cobertura puntual, hasta especulativa, en todos los espacios informativos, incluidos los de espectáculos.

En el buque pesquero viajaban 750 hombres, mujeres, niñas y niños de los cuales se desconocen sus nombres, procedentes de Paquistán, Siria, Egipto y Palestina, huyendo de las condiciones de violencia y pobreza en busca de un “futuro mejor”, y pagado al menos cinco mil dólares “por cabeza” a los traficantes mercenarios de la pobreza y violencia. Los traficantes y sus cómplices, así, habrían tenido ingresos por ese “viaje” hasta tres millones 750 mil dólares. De ese tamaño, en un solo “servicio”, es la industria del tráfico de personas.

Quien desee dimensionar con datos, análisis, relatos, de lo que es la trágica migración en el mundo, puede acceder al sitio “Proyecto Migrantes Desaparecidos” de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU, con información de 2014 a la fecha (https://missingmigrants.iom.int). Por regiones, del 2014 a la fecha, en el Mediterráneo han fallecido y/o desaparecido 27,565 personas; en África, 12,648; en América, principalmente en la frontera México-Estados Unidos y territorio mexicano, 7,846; en Asía Occidental, 2,135; en Europa, 1,013; en Asia, 5,528 personas.

En tanto, por un viaje en el sumergible “Titán” para “ver” los restos del trasatlántico Titanic a casi cuatro mil metros bajo el mar, el cobro es de 250 mil dólares por persona, con previa exoneración total a la empresa de riesgos, incluidos los “catastróficos” como la muerte. De los “perdidos”, su identidad se difundió y hurgó: el inglés multimillonario Hamish Harding, dado a la exploración y actividades extremas; Stockton Rush, CEO y fundador de Ocean Gate; el multimillonario paquistaní Shahzada Dawood y su hijo, Suleman Dawood, y el buzo francés Paul-Henri Nargeolet. De este viaje al fondo del mar, la empresa habría tenido ingresos de un millón de dólares, pues el CEO de Ocean Gate, era quien comandaba la nave.

Explicaciones sobre la cobertura mediática puede estar en los elementos que configuran una noticia; pero éstos no sólo un referente que el medio y el periodista toma en consideración para decidir qué es noticia y que peso le dará como tal. No olvidemos que las noticias “no existen”, son la construcción de medios y periodistas sobre la valoración de hechos y dichos en función de su audiencia, su línea editorial, sus compromisos público-éticos (de tenerlos).

En enero de 2021, en vistas a la LV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 2021, que la Iglesia católica celebra en la fiesta de Pentecostés (ordinariamente en el mes de mayo), el Papa Francisco abordó el trabajo periodístico y la crisis actual en que se encuentra.

“Pensemos en el gran tema de la información. Opiniones atentas se lamentan desde hace tiempo del riesgo de un aplanamiento en los ‘periódicos fotocopia’ o en los noticieros de radio y televisión y páginas web que son sustancialmente iguales, donde el género de la investigación y del reportaje pierden espacio y calidad en beneficio de una información preconfeccionada, ‘de palacio’, autorreferencial, que es cada vez menos capaz de interceptar la verdad de las cosas y la vida concreta de las personas, y ya no sabe recoger ni los fenómenos sociales más graves ni las energías positivas que emanan de las bases de la sociedad. La crisis del sector editorial puede llevar a una información construida en las redacciones, frente al ordenador, en los terminales de las agencias, en las redes sociales, sin salir nunca a la calle, sin ‘desgastar las suelas de los zapatos’, sin encontrar a las personas para buscar historias o verificar de visu (con los propios ojos; directamente) ciertas situaciones. Si no nos abrimos al encuentro, permaneceremos como espectadores externos, a pesar de las innovaciones tecnológicas que tienen la capacidad de ponernos frente a una realidad aumentada en la que nos parece estar inmersos. Cada instrumento es útil y valioso sólo si nos empuja a ir y a ver la realidad que de otra manera no sabríamos, si pone en red conocimientos que de otro modo no circularían, si permite encuentros que de otra forma no se producirían”. (ver: https://bit.ly/3e9xJEo).

El pasado 24 de junio, en audiencia con la fundación que promueve el Premio Internacional de Periodismo e Información Biagio Agnes (periodista italiano), Francisco señaló “tres ‘elementos’ del trabajo periodístico, que quizás se utilizan cada vez menos, pero que aún tienen mucho que enseñar: cuaderno, pluma y mirada”.

“Cuaderno. Anotar un hecho siempre implica un gran trabajo interior. Se apunta porque se es testigo directo o porque una fuente, considerada confiable, lo informa abriendo luego a la verificación posterior. El cuaderno recuerda la importancia de escuchar, pero sobre todo de dejarse atravesar por lo que sucede. El periodista nunca es un contable de la historia, sino una persona que ha decidido vivir sus ramificaciones con participación, con compasión.”

“Pluma. Se usa cada vez menos, reemplazada por medios más avanzados, pero la pluma ayuda a elaborar el pensamiento, conectando la cabeza y las manos, favoreciendo los recuerdos y vinculando la memoria con el presente. La pluma evoca el trabajo artesanal al que siempre está llamado el periodista: se toma la pluma en la mano después de verificar los detalles, evaluar las hipótesis, reconstruir y comprobar cada paso individual. En esta trama actúan juntas la inteligencia y la conciencia, tocando las cuerdas existenciales propias. La pluma así evoca el ‘acto creativo’ de los periodistas y los operadores de medios de comunicación, acto que requiere unir la búsqueda de la verdad con la rectitud y el respeto por las personas, en particular con el respeto por la ética profesional.”

“Mirada. Cuaderno y pluma son accesorios simples si falta la mirada sobre la realidad. Una mirada real, no solo virtual. Hoy, más que en el pasado, se puede ser desviado por palabras, imágenes y mensajes que contaminan la vida. Piense, por ejemplo, en el triste fenómeno de las noticias falsas, la retórica belicista o todo lo que manipula la verdad. Se necesita una mirada atenta sobre lo que sucede para desarmar el lenguaje y favorecer el diálogo. La mirada debe ser orientada por el corazón: de allí ‘surgen las palabras correctas para disipar las sombras de un mundo cerrado y dividido y construir una civilización mejor que la que hemos recibido. Es un esfuerzo requerido de cada uno de nosotros, pero que llama especialmente al sentido de responsabilidad de los operadores de comunicación, para que realicen su profesión como una misión’. (ver: https://bit.ly/440Hz32).

¿Y si volteamos a nuestro entorno? Podemos observar cómo se impone una agenda mediática sobre una sucesión nacional adelantada e interesada en torno y sobre unas cuantas personas, replicando como espejos similitudes locales, y todo en detrimento, excluyendo, ignorando, agendas de abajo, de periferias, de dolor: asedio paramilitar y desplazamientos comunidades del EZLN en Chiapas, crisis sanitaria por falta de insumos y medicamentos; madres y padres de familia buscando a hijas e hijos porque el Estado está en otro circuito, territorios ocupados y sí, gobernados, por grupos delictivos desplazando a las autoridades elegidas por la comunidad; infraestructura eléctrica al límite del colapso regional… y la lista podría seguir.

La carga de responsabilidad ético-mediática está sobre qué y quiénes centran la atención los medios de comunicación y periodistas; la mirada sobre qué y a quiénes visibilizan. No estaría mal considerar que las “corcholatas” y las “taparroscas” que esta semana se meterán al juego de las primeras, sean puestas en su lugar mediáticamente: ignorarlas, que resuelvan sus asuntos al interior y nos dejen en paz, para así, construir una agenda social, ciudadana, sobre la que a fin de cuentas habrá que decidir el próximo año quién tiene los tamaños, la voluntad, la libertad y los medios, para atender la agenda social y ciudadana. Primero el qué, y luego el quién.


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Rubén Alonso
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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