El tiro del Presidente López Obrador al Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2019, en específico la Auditoría de Resultados sobre la proyección de costo de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) ha puesto en el centro del debate a la Auditoría Superior de la Federación (ASF), órgano técnico de la Cámara de Diputados (Poder Legislativo), el cual puede ser aprovechado para revisar y catapultar las instituciones que integran el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), e incluso los locales.
Sin embargo, es necesario no perder de vista algunos elementos, que nos permitan batear la “bola caliente” que lanzó el Presidente: un hit al fondo del jardín central para que avancen los jugadores en base; o mejor aún, un jonrón pues la casa del SNA está llena
Los Informes de la ASF al Congreso se realizan por ley, y siempre se han hecho. Que ahora se le haya dado difusión a un aspecto de su contenido, es otra cosa; que el Presidente se moleste de la difusión y uso de la información, cargando intenciones de opositores, también es otra cosa. Si revisamos informes de la ASF pasados, encontraremos señalamientos tan graves o trascendentes en el gasto público.
Los órganos fiscalizadores, ASF y los locales, son parte fundamental en el SNA, como los órganos internos de control. Los primeros fiscalizan lo realizado, los segundos están para prevenir y garantizar la legalidad de los actos dentro de los sujetos obligados.
Ahora el Presidente fija su atención en la ASF, que depende de otro poder (Legislativo), y tiene en la mira a otro integrante del Sistema Anticorrupción, el INAI (órgano constitucional autónomo), ignorando la existencia de ese sistema: ninguna referencia al mismo, no digamos a su Comité de Participación Ciudadana.
El INAI, ante las “bolas” del Presidente ha jugado con astucia: aprovechó el tiro para relanzar y reposicionar el derecho de acceso a la información, y con ello la institución.
La ASF requiere batear preciso rindiendo cuentas de sus “cuentas”, o será “ponchada”, provocando que el SNA pierda. El auditor superior, o batea jugando para la fiscalización pública desde la Cámara de Diputados, o entrega su turno al bat al pitcher (Ejecutivo), y con ello ya habremos perdido a la ASF. La derrota al Sistema Anticorrupción podría ya estar en cierne, preparando su desmantelamiento con la entrada de la LXV Legislatura federal.
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