Habrá que comenzar de nuevo a reconstruir y bregar (amasar) lo fundamental. Si los escenarios se anticipan no halagadores, poco claros, confusos e incluso oscuros, en entornos y condiciones adversas, identificar las rendijas de esperanza y amasarla para que esté lista en su tiempo.
2025, para muchos, es el año de la consumación operativa de una transformación con implicaciones regresivas en el modelo social y democrático mexicano, no ajeno a tendencias globales y regionales marcadas de tensión y polarización.
Frente a un modelo social y económico que concentra el poder y la riqueza en detrimento de mayorías, excluyente y mortal (de la casa común, las comunidades y las personas que las integran), se construyen modelos extremos, pero que a fin de cuentas reproducen lo mismo, concentración de poder.
Se alimentó, configuró y construyó con la palabra desde el poder público, la confrontación, al adversario, al enemigo. La reacción fue similar, el que está ahora “arriba” es adversario, enemigo, a quién enfrentar. Polarizados quedamos todos. Nos centramos en ser “sociedad nueva” y perdimos el sentido de ser comunidad.
Ahora, de la palabra se pasó al andamiaje jurídico para una “sociedad” transformada que niega y elimina elementos sustanciales por “nuevos” sin evaluar lo construido; los prejuicios imperaron sobre los juicios con un espectro cautivador que no tiene rostro, pero que justifica todo: la corrupción.
Así, por ejemplo, se metió en el mismo espectro el mecanismo de integración del Poder Judicial (un experimento que se anticipa fallido) y que arrastra al descrédito el sistema electoral, basado en mecanismos de certeza y confianza (costoso, pues por nuestra desconfianza se llegó ahí).
El poder atrae sobre sí todo, lo concentra todo. ¿Qué necesita para ello? El control y monopolio de la información, pues con ella conocemos y se decide (básico para la libertad). Por algo desaparecen el INAI, el IFT, el Coneval y otros organismos creados para contener la concentración y el monopolio del poder.
¿Qué falta? La cereza del pastel. Que este 2025 se consume la desaparición del INE para el prefigurado INEC. Está sobre el menú y en espera de servirse; el proceso electoral extraordinario de personas juzgadoras en condiciones de inanición presupuestal, destinado a errores por su carácter experimental, baja participación y sujeta anticipada a impugnaciones, tendrá efectos en la impartición de justicia, será el pretexto necesario para aniquilar el INE y que el poder, ahora más, administre y controle todo mecanismo de acceso y permanencia en el poder público.
Sin embargo, no se pierde la esperanza. La esperanza no defrauda. Habrá que recomenzar y reconstruir comunidad, para que nuestra sociedad sea una comunidad de comunidades. Será una brega; habrá que bregar desde distintos frentes, espacios y condiciones.