Política

¿No deberle nada a nadie? Imposible…

Escuchar audio
00:00 / 00:00
audio-waveform
volumen-full volumen-medium volumen-low volumen-mute
Escuchar audio
00:00 / 00:00

El repudio a los partidos políticos se origina, en parte, en el descontento de los ciudadanos que no se sienten representados. Los votantes perciben a esos organismos como unas cofradías de agremiados dedicados a velar en exclusiva por sus propios intereses, o sea, camarillas de asociados excluyentes, insensibles frente a las adversidades que sobrelleva el prójimo y desinteresados de procurarles a sus electores los servicios y bienestar que merecen.

Y, bueno, mucho hay de eso, desafortunadamente, y una de las más perniciosas consecuencias de ese rechazo es que el votante se desentiende, a su vez, de la vida pública y coloca en una misma canasta todo lo que tiene que ver con la política.

La sentencia de que “todos son iguales” lleva, consecuentemente, a la postura de que ya no tiene sentido alguno intentar siquiera conocer a los personajes que se mueven en los espacios partidistas. No hay ya una mínima curiosidad de saber cómo son para por lo menos poder diferenciar a los unos de los otros.

Este alejamiento pudiere ser una simple respuesta personal a una realidad, sin mayores consecuencias en los ámbitos ciudadanos. Pero el gran problema es que esto va mucho más lejos y que termina siendo un fenómeno verdaderamente inquietante en tanto que significa una renuncia a ejercer derechos y potestades, así de inútil como pudiere parecer el hecho de que un individuo se comprometa, aquí y ahora, a participar en la vida pública de la nación.

Para empezar, los espacios que una persona deja sueltos siempre son ocupados por alguien más. El asunto primordial, sin embargo, es que no hay alternativa alguna para que el abierto desprecio al mundo de la política se transmute, de pronto, en un bello sueño de logros y conquistas sociales.

¿Cómo? ¿Por dónde? ¿Con quién?

¿Con un candidato independiente? Muy bien, pero ¿con qué estructura y con qué recursos podría contar ese Quijote? ¿Cuántos millones de electores podría movilizar su personita?

Los partidos políticos existen por una razón y son parte consustancial del aparato que las democracias han edificado, justamente, para otorgarle representatividad a los diferentes grupos y sectores de una sociedad.

Son, ya lo sabemos, dominios en los que se reparten cuotas y se pagan compromisos. Pero, qué caray, ¿dónde se encuentra ese ser químicamente puro que no le debe absolutamente nada a nadie? No habita las filas del oficialismo, en todo caso...


Google news logo
Síguenos en
Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
  • [email protected]
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.