Política

¿Les quitas su negocio y ya?

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El comprador de heroína o de alguna otra sustancia prohibida está fortaleciendo, en los hechos, las finanzas de las mafias criminales. El consumo de cocaína puede ser meramente recreativo —por lo menos en la etapa en la cual el usuario no desarrolla todavía una agobiante dependencia— pero la obligada transacción con el vendedor es un acto ilegal.

Traficar con drogas no es precisamente la profesión más ejemplar de cuantas existen y el precio a pagar por los incumplimientos es estremecedor: cuántas veces hemos sabido de un minorista de barrio —el eslabón más bajo de una cadena en la que el gran capo reina como un auténtico emperador— asesinado miserablemente por no haber apoquinado la paga a sus cabecillas. ¿Con esa gente debe negociar el cliente y esas condiciones son las que le parecen aceptables para adquirir la mercancía? ¿De eso se trata, cuando el anfitrión de una fiesta les quiere ofrecer pericazos a sus invitados?

Más allá de culpabilizar a los consumidores o de hacerlos parecer como cómplices de una actividad criminal, el debate sobre la legalización de algunas drogas gira en torno al propósito de desmantelar toda una estructura de negocios y debilitar así a los traficantes al privarlos de sus ganancias. Tan sencillo como que la comercialización de ciertos narcóticos sea una práctica abierta y normal, que los puedas adquirir, digamos, en la farmacia de la esquina.

La solución no es tan evidente ni mucho menos. Porque, miren, estamos hablando, antes que nada, de gente que decidió dedicarse a trabajos bastante turbios y que lleva las cosas hasta el extremo de matar al competidor que pueda estarle disputando sus territorios. El mercado de las drogas no funciona con las reglas de los sectores económicos tradicionales sino que es un espacio de espeluznantes violencias. Los cárteles del narcotráfico no son marcas comerciales sino grupos que se combaten entre ellos a sangre y fuego.

Esta vocación primigenia de los sicarios y los matones por la brutalidad no se va a disolver así nada más por el hecho de que no puedan ya vender su mercancía clandestinamente. Lo que harán es dedicarse a la extorsión y al secuestro. Es más, eso es lo que está ya pasando en zonas enteras de este país. ¿Alguna sugerencia, señores legalizadores?

Román Revueltas Retes

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Román Revueltas Retes
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  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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