La gran pregunta, en lo que toca a la implementación de políticas públicas: ¿cómo impulsas el adelanto de las regiones menos desarrolladas de un país? ¿Impidiendo pura y simplemente inversiones en las zonas prósperas? No parece una buena idea, como acabamos de ver en el caso de Elon Musk, un señor dispuesto a no poner ni un ladrillo fuera del lugar que eligieron primeramente sus técnicos para edificar la gigantesca planta armadora de Tesla. Lo que en algún momento fue una estrategia para inclinar la balanza —el aviso de que las autoridades federales no iban a autorizar el proyecto porque en Monterrey no hay agua suficiente— amenazaba con volverse un quebranto sin beneficio alguno: ni para Nuevo León ni para Hidalgo ni para nadie, por no hablar de seguir aumentando el catálogo de desengaños para espantar a los inversores luego de haber impedido la construcción del aeropuerto de Texcoco y de la planta cervecera de Constellation Brands en Mexicali (la producción de la bebida, por lo que parece, es otro asunto y algo tan descomunalmente rentable en México que la corporación absorbió las pérdidas —la inversión original alcanzaba mil 400 millones de dólares y la obra tenía un 70 por ciento de avance— y está levantando ahora una cervecería en Veracruz).
Hay un tema eminentemente geográfico, desde luego, y no es lo mismo tener frontera con Belice y Guatemala que ser vecinos inmediatos de la primera potencia económica del mundo. Pero está igualmente el asunto de la pobreza ancestral de unos territorios marcados por la conflictividad social, los bajos niveles educativos y la falta de estabilidad corporativa. Las acciones que se puedan emprender ahí no cosecharán resultados en el corto plazo, además, y en este sentido la gran maldición nacional —a saber, la torpeza en el momento de diseñar programas eficaces y, sobre todo, la falta de continuidad que resulta de la nefaria cultura de volverlo a inventar todo y comenzar de cero cada vez que un nuevo cacique toma las riendas del poder— seguirá determinando fatalmente el destino de esas entidades federativas.
El señor que ocupa el cargo de ministro de Interior en la nación mexicana —llamado aquí secretario de Gobernación— dijo que la gente del sur es más inteligente, o algo así. No sabemos si participó en las negociaciones pero, por lo visto, no pudo convencer a Musk.
Román Revueltas Retes