La presión que sobrellevan los competidores en la F1 es extrema. El desempeño mismo en cada uno de los Grandes Premios necesita de extraordinarias facultades pero dentro de los propios equipos también hay unas descomunales exigencias.
Algo ocurre con Checo Pérez, sin embargo, que parece estar todavía mucho más fiscalizado que cualquier otro de los pilotos de la suprema categoría automovilística. Simplemente, no lo dejan en paz y la prensa especializada se la pasa especulando sobre su permanencia en la escudería Red Bull.
Ahora mismo, el tapatío está viviendo un muy buen momento. Lo dice el mismísimo Helmut Marko a propósito de la puesta a punta de su RB20 y de sus palabras se desprende la impresión de que está más cerca que nunca del campeonísimo Max Verstappen al punto de que pudiere competir directamente con su compañero de equipo.
No lo podemos saber realmente, pero Pérez se ha ganado, por lo pronto, un muy reconfortante período de gracia. La presión no va a disminuir pero si sigue siendo tan competitivo va a cerrar muchas bocas. Hoy domingo, al despertar la población en general (o sea, quienes no son tan fanáticos seguidores de la F1 y que no estuvieron hipnotizados delante de sus pantallas a la una de la madrugada para deleitarse con el Gran Premio de China), se sabrá ya si se confirma la buena racha.
Mientras tanto, aquí, en el territorio de doña Liga MX, ha habido algunas sorpresas y proceden las correspondientes interrogantes: ¿Xolos de Tijuana, por ejemplo, no podría haber jugado como el viernes a lo largo del torneo? Es cierto que no tuvo a enfrente al más fiero de los rivales pero, qué caray, no habíamos visto que el equipo mostrara esas capacidades así fuere que se midiera con los más débiles de la categoría. Ha sido muy extraña la actuación de los pupilos del Piojo Herrera: no se puede decir que hayan jugado realmente mal pero simplemente no ganaban, apenas dos triunfos luego de 16 encuentros.
Y, bueno, ¡qué me dicen de ese Monterrey que dobló las manos ante el León luego de haberle pasado por encima a las estrellas crepusculares reclutadas por don Martino en Miami!
¿Otro desenlace no enteramente previsto? Pues Juárez derrotó al Mazatlán y ya lo iguala en puntos. De Santos Laguna, un club que solía tener más protagonismo, creo que ya no se puede esperar mayor cosa: había cosechado también 15 unidades, las mismas que los dos equipos recién mencionados, y enfrentó anoche a un muy solvente y eficaz Pachuca (el escribidor desconoce el resultado al momento de teclear estas líneas pero se permite anticipar el triunfo del equipo hidalguense).
En fin, luego de los acomodos de última hora en la tabla de posicione de la mentada Liga MX no podemos dejar de lado el tema de las conductas de algunos jugadores: Alexis Vega hizo una travesura nada más, al tomarse un trago de cerveza en plena cancha, así sea que su gusto por la fiesta le haya restado muchos logros a su carrera futbolística. No es cosa de crucificarlo por este episodio, ni mucho menos.
Lo de Nahuel, en la tribuna, manipulando un aparato de rayo láser para desorientar al guardameta de Rayados en el Clásico regiomontano es mucho más grave: estamos hablando de un sujeto tramposo, de un bribón que no debería estar ya en un equipo que pretende ostentar la más mínima decencia. Pero, aquí viene todavía lo más perturbador del asunto: luego de haber protagonizado tan insolente deshonestidad, un grupo de aficionados de Tigres le va a mostrar su apoyo en el estadio, al comenzar el partido ante Necaxa: un minuto de aplausos y, encima, de pastel.
Y, pues sí, este país está muy podrido moralmente. Lo vemos todos los días y en todas partes.
