Y todos los niños se
volvieron locos
esperando la lluvia de
verano.
The End, The Doors
Heredero de la poesía posromántica de los Poetas Malditos, en especial de Arthur Rimbaud y Charles Baudelaire, de Franz Kafka y su recargado pesimismo filosófico, el Rey Lagarto, Jim Morrison, generó una poética de la fatalidad. En The End, su canción más emblemática –al lado de The Doors-, la conciencia de sí ante la inminencia del fin, se hace evidente:
Este es el final, hermoso amigo/Es el final, mi único amigo, el final/De nuestros elaborados planes, el final/De todo aquello que permanece en pie, el final/Sin seguridad ni sorpresas, el final/Nunca más volveré a mirar en tus ojos… otra vez/¿Puedes imaginarte cómo será?
En esta visión de la muerte, del ser consciente en un mundo del que no hay escapatoria, los paraísos artificiales de Charles Baudelaire juegan un papel fundamental. La alucinación en Baudelaire es motivada por el hachís y el opio, en Morrison, además de la marihuana y el peyote, por drogas duras como el LSD y la heroína –siendo esta última la causa de su muerte-.
Otros músicos de rock recrearon también un mundo alucinatorio en donde la angustia del ser ante la nada –o ante un espacio límite-, es el motivo conductor de suars poética. Así, en Peter Hammill- fundador de la banda británica Van der Graaf Generator-, se escucha:
Hay una casa sin puerta/Y yo vivo ahí/Por las noches se vuelve fría/Y los días son difíciles de percibir/Desde su interior/Hay una casa sin techo/Así es que la lluvia se desliza/Cayendo dentro de mi cabeza/Mientras que planeo/Como salir del tiempo (…) Hay una casa sin timbre/Pero ahora nadie llama/A veces encuentro difícil afirmar/Si queda alguien vivo/Allá afuera (Casa sin puerta).
La incomunicación, la soledad del ser humano inmerso en un mundo angustioso, tiene su máxima expresión en la búsqueda de los vestigios de sobrevivencia más allá del muro.
Lo que en esta ocasión quería recomendarte es el disco Over de Peter Hammill, en el link https://www.youtube.com/watch?v=fxdq4FqPvAg, una verdadera joya del rock progresivo que intercala la guitarra eléctrica y las percusiones con pasajes orquestales, en la línea de Mozart –esencialmente de su Réquiem- o Mahler de las Canciones para los niños muertos. Además de una poesía oscura y misteriosa.
Los tracks son: Cryinf Wolf, Autumn, Time Heals, Alice (LettingGo), This Side Of TheLooking Glass, Betrayed, (On Tuesdays She Use To Do) Yoga y Lost And Found.
La voz, acompañada de la orquesta, dialoga con profundidad con los violines, el fagot. Los niveles de dramatismo es lo más relevante de este material de rock sinfónico compuesto en 1977. Un oldie, dirán algunos.Un ejemplo de verdadero arte intemporal, opinión que puede ser divergente por lo cual espero tus comentarios.
Twitter: @AlterRuy