El título de hoy se refiere a que está usted leyendo el artículo número quinientos presentados en esta columna Tiempo Vivido, publicada en Notivox Laguna, por lo cual doy las gracias a la casa editora y a quienes me han hecho el favor de leer sus contenidos cada semana, porque están pensadas en tener una comunicación que les haga reflexionar o conocer temas considerados interesantes para nuestra cotidianidad, a veces sobre la política, la educación, la cultura o la historia de nuestro estado o país.
Hace meses me di a la tarea de reunirlos en un libro donde están organizados los artículos bajo esos cuatro rubros; en la búsqueda de su edición ya se han escrito otros tantos que deberé incluir cuando alguien me ayude a su publicación en su conjunto.
Me dijo mi amigo Lucas Martínez prolífico historiador que seguro corresponderá a mis hijos el logro del propósito, al ver que no he conseguido hasta el momento quien lo publique, si logran interesar a alguien o algunos que quieran preservar su contenido cuyo conjunto es una especie de crónica donde se refleja el quehacer de nuestro entorno por casi diez años de trabajo periodístico y que en la columna semanal se pierde en el tiempo por lógica consecuencia de vivir en una sociedad de tiempo líquido como bien dice el sociólogo Zygmunt Bauman.
Por ejemplo en los dos últimos artículos referimos el Pacto de Torreón, de los últimos eventos acontecidos en nuestra región durante la Revolución; solo quedando pendiente la Revolución de Escobar y el Reparto Agrario, ya consecuencias del acomodo y desenlace político.
El Pacto fue un preámbulo del rompimiento Carranza-Villa, donde el último hizo manifestación de adhesión que el primero no creyó, pero que aceptó con “buena voluntad” solo uno de los asuntos de fondo propuestos: el apoyo para su operación militar, mas postergando hasta septiembre el otorgamiento de grado de General a Villa, y negando restablecer a Ángeles en la Subsecretaría de Guerra.
Lo que no lograron los villistas de la comisión, asunto que tampoco se escribió en el Pacto, sólo se discutió, fue el darle grado de Ejército a la División del Norte como sucedió con las fuerzas de Álvaro Obregón y Pablo González, aun cuando el número de sus hombres y sus hechos de guerra eran más que suficientes.
La desconfianza entre ellos los llevaría al enfrentamiento militar.