Política

Los errores de Madero

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  • Los errores de Madero
  • Rodolfo Esparza Cárdenas

Estamos a la mitad de la conmemoración de un hecho sucedido hace 109 años y que en el registro histórico de México se conoce como la Decena Trágica, días durante los cuales aconteció la sublevación de los Generales Mondragón, Félix Díaz, Bernardo Reyes y Victoriano Huerta contra el Presidente Madero, rebelión que culminó con el asesinado del Mártir de la Democracia.

Todo se originó en las decisiones tomadas en C. Juárez, durante el pacto de la renuncia de Porfirio Díaz a cambio de terminar la revolución, licenciar a las fuerzas revolucionarias y dejar casi intacto el aparato administrativo y militar del porfiriato; los dos primeros grandes errores de Madero, señalados por Carranza con toda oportunidad y pertinencia.

Los otros no son menores, todos ellos resultado, de la falta de energía de Madero para imponer sus ideas ante León de la Barra, presidente provisional, y no concretar acciones trascendentes durante su primer año de gobierno, cuando el aparato político dejado vivo fue minando su poder presidencial hasta reducirlo a figura presente en actos banales y por otro lado no escuchar las voces de alerta sobre el complot en marcha detectado por Gustavo Madero y comunicado a su hermano quien lo calificó de imposible.

La política por siglos ha mantenido sus elementos estructurales y funcionales; los políticos saben que aun los muy fieles colaboradores pueden albergar ideas bajo sus propios intereses, por eso debe meditar sus voces y consejas y descifrar las intenciones de fondo; pero sobre todo debe ser capaz de tomar sus propias decisiones y medir las consecuencias, prever resistencias y vencerlas; claro que debe escuchar opiniones y cerner su esencia, de lo contrario será veleta en un mar de intereses ajenos.

Desafortunadamente Madero no tuvo esas capacidades, creyó que todos eran bien intencionados e incapaces de la traición; su falta de “malicia” y no tomar decisiones a tiempo, lo llevó a su prematura muerte.

La usurpación de Huerta, ocasionó que esa revolución, la maderista, acabara pronto. 

Huerta luego de asesinar a Gustavo, hombre de gran decisión e inteligencia, para evitar un revés a su traición, prometió a Madero dejarlo partir a Cuba luego de su renuncia, pero en realidad lo apresó primero en el Palacio Nacional y en su traslado a Lecumberrí fue asesinado sin miramientos.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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