Ayer se cumplieron 148 años de la muerte del gran patricio Benito Pablo Juárez García; en ocasiones anteriores hemos referido algunos datos que se conocen en torno al fallecimiento de Juárez acontecido el 18 de julio de 1872.
El Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina de la UNAM, documentó que dos años antes, el 17 de octubre de 1870, cuando el Presidente tenía 64 años, sufrió un cuadro patológico que la prensa denominó “congestión cerebral”; la Cámara de Diputados alarmada comisionó el Diputado michoacano Dr. Francisco Menocal a que revisara médicamente al Presidente, encontrándolo grave y diagnosticando “parálisis del simpático”.
El cuadro repitió una semana después, pero más leve. Se mantuvo bajo vigilancia el resto del año. En Enero de 1871 murió su esposa Margarita Maza y Juárez resintió notablemente su pérdida.
Un día antes de su cumpleaños en 1872, presentó un problema médico y el Dr. Ignacio Alvarado, diagnosticó angina de pecho.
No tuvo trastornos hasta el 8 de julio, se le recomendó una dieta especial y resguardo.
El Dr. Alvarado explicaría que como a las once de la mañana del día 18 de julio, el Presidente tuvo un calambre dolorosísimo del corazón que lo hizo volver a su lecho, casi no se movía y su corazón latía débilmente, sin desearlo tuvo que recurrir a un remedio muy cruel: el agua hirviendo sobre el corazón.
“Me está usted quemando”; “es intencional, así lo necesita usted”, fue la respuesta de Alvarado; hubo necesidad de repetir el tratamiento dos horas después.
Ante la expectativa se hizo saber al pueblo que sufría de un reumatismo en la rodilla, pero ante las versiones populares de que el Presidente había sido envenenado, la versión se desmintió al darse a conocer el contenido del acta de defunción.
El día 19 su hijo Benito, de 19 años de edad, ante el juez 3º del estado civil, expuso que: “a las once y media de la noche de ayer en su dicha casa, falleció de neurosis del gran simpático, el padre del compareciente, el C. Benito Juárez Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, natural de San Pablo Guelatao en el estado de Oaxaca, de sesenta y seis años de edad…”
Juárez, en esas condiciones, casi agonizante, había recibido al Secretario de Relaciones Exteriores, José María Lafragua y un general que se perdió su nombre. Murió Juárez cumpliendo siempre su deber.