Política

Los juguetes del Presidente

Esta semana nos regaló una de las imágenes más representativas de este salador de Cartagos que tenemos en la Presidencia. Allí está, en un gran páramo pardo donde antes reinaba la selva maya, montado en un único vagoncito de tren jalado por un remolcador, en una vía que no va a ningún lado, como una llaga en medio de una gran cicatriz, clamando como momento histórico lo que esencialmente es la llegada de una refacción.

El patetismo de López nos está costando un ojo de la cara y va a servirnos para nada o menos; ¿qué hubiera pasado si, en vez de tirarlo en delirios anacrónicos e inservibles, el dinero de los mexicanos lo hubiera usado el tabasqueño en apuntalar la infraestructura en salud? ¿En capacitar a médicos y enfermeras? ¿En adquirir y distribuir equipo de punta y de medicamentos? Otra pandemia, con cientos de miles de muertos menos, nos hubiera cantado.

El ejercicio de imaginación, y de presupuesto, para las oportunidades perdidas de México bajo la batuta de López aplica a una infinidad de maravillas: con lo que está tirando el Presidente en sus divertimentos podría haberse conseguido para los ciudadanos, digamos, internet universal gratuito, fuentes de energía baratas, eficientes y renovables o transporte público de primer mundo a lo largo y ancho del país. Pero no. En vez, tendremos a un chuchuchú eternamente deficitario, a un aeropuerto vacío y a una refinería subacuática.

Y el despilfarro es apenas la puntilla: cuando hace cerca de dos semanas 16 trabajadores de Seguridad y Protección Ciudadana de Chiapas fueron secuestrados por cárteles en pugna, López le pidió a los sicarios que ya los soltaran, porque si no los iba a acusar con sus abuelitos. Acto seguido, se le iluminó la cara presentando un muñeco réplica de sí mismo y en eso se fue el resto de la mañana.

Parece que el Presidente se ha pasado el sexenio entero así, como un nene chiflado, divirtiéndose con sus juguetitos, despreocupado, mientras el país arde. Ha gastado mucho más tiempo y esfuerzo en que nadie gane un peso más que él que en encarar los retos y las asignaturas reales de México, y en lo único que ha sido verdaderamente exitoso es en degradar las instituciones que más o menos impactaban positivamente la calidad de vida de millones de mexicanos: se le da desmantelar las redes de guarderías, los servicios de salud y educación para las mayorías, tumbar el INE, el INAI y el Inegi, ahorcar los programas culturales y deportivos y los apoyos a indígenas, mujeres y otros grupos vulnerables.

Es una tragedia que, en vez de gobernar, López haya pasado el sexenio entero tocando la lira desde el balcón de su palacio todas las mañanas, embelesado en sus propias ficciones autoelogiosas. Esta semana veo con horror que los cárteles mexicanos han escalado a coches bomba y a ataques con drones, mientras el Presidente está muy ocupado jugando con sus avioncitos que no despegan, su trenecito ecocida y sus muñequitos que dicen sus mejores frases cuando les apachurras la panza. Y, cuando se ve en problemas, parece bastarle abrir su arcón de juguetes y asustarnos con una gastada botarga de Felipe Calderón.


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Roberta Garza
  • Roberta Garza
  • Es psicóloga, fue maestra de Literatura en el Instituto Tecnológico de Monterrey y editora en jefe del grupo Notivox (Notivox Monterrey y Notivox Semanal). Fundó la revista Replicante y ha colaborado con diversos artículos periodísticos en la revista Nexos y Notivox Diario con su columna Artículo mortis
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