Mi abuela y su chequera eran un ejemplo de independencia financiera, hasta que sus ojos fallaron y sus manos temblorosas le jugaron chueco. Sus cheques rebotaban porque la firma no era como antes o estaba en el lugar incorrecto. Mi abuela, una de los cinco de cada 10 adultos mayores incluidos en el sector financiero, perdió esa independencia.
En México seremos cada vez más viejos y más pobres, si los adultos mayores siguen excluidos de las instituciones financieras, no se incorporan al sector financiero tecnológico, y no pensamos en productos y servicios adecuados a sus verdaderas necesidades.
Los adultos mayores no solo tienen dificultades para hacer operaciones bancarias comunes como un retiro en un cajero, también experimentan una mayor exposición al riesgo de robo o fraude. Del total de quejas ante la Condusef, las que tienen mayor posibilidad de ser fraude son las realizadas por adultos mayores.
El envejecimiento de México no se puede detener. Hoy 14 por ciento de la población tiene más de 60 años y en número le ganan a la población entre cero y cuatro años. En 2050, serán 21.5 por ciento de la población.
Seis de cada 10 de estos adultos mayores no trabajan, solo uno tiene un empleo formal, y el resto se ocupa en el mercado informal. La falta de ingresos es la primera razón para no tener una cuenta de banco o un seguro, apunta la ENIF. Aun así, la mitad tienen una pensión, un apoyo del gobierno, una cuenta de nómina o una de ahorro. Además, muestra la ENIF, son el grupo etario con mayor tenencia de activos: vivienda, terrenos o cultivos, automóviles y celulares inteligentes. En estos datos hay claros pendientes. Menciono dos: generarles empleos y que sus activos den seguridad financiera.
La Condusef, al tanto de la disciminación (edadismo) y la exclusión financiera que padecen, estableció los “Principios Básicos a Observarse en la Atención de las Personas Adultas Mayores en el Sector Financiero”. Las instituciones que los siguen y mejoren la atención a esta población reciben una insignia. Hasta hoy solo una la ha obtenido: Citibanamex Afore.
La complejidad no es que seamos muchos los futuros viejitos, sino que el avance en la edad de la población implica una enorme diversidad de necesidades. No todos tendremos problemas de visión, como mi abuela, cada uno requerirá un apoyo diferente.
El sector financiero necesita adaptarse a este envejecimiento y tener respuestas a múltiples vulnerabilidades. ¿Cómo deben ser los cajeros?, ¿podrán diseñar financiamientos específicos para una edad y los costos ligados a esta?, ¿podrá el banco ir a mi casa?
Y, por cierto, deben entender las necesidades y adaptarse con mucha velocidad, pues según el BID, América Latina es la región en el mundo que más rápido envejece y donde se concentrará el mayor número de adultos mayores.