La salud es más cara y parece que no hay mucho que hacer, salvo mantenernos sanos.
Los costos médicos en México tendrán un aumento de 14 por ciento este año, según AON y su “Reporte de tendencias de tasas de costos médicos globales”.
Este incremento es mayor a la tasa en América Latina, de 11.7 por ciento, y a la promediada en el mundo, de 10.1 por ciento, y que, por cierto, es la más alta desde 2015.
El impacto es mayor en nuestro país porque “conservamos tanto el servicio público como el privado, es decir, no tenemos un sistema único de salud, lo que repercute en los costos al no ser un sistema integral”, me dijo Omar Viveros, head de Health & Human Capital de AON México para el Caribe y América Central.
Este aumento que padecerán todos los bolsillos, es menor al de 2023, cuando fue de 15 por ciento. La razón, me explicó Omar, es la reducción en los casos de covid-19; “no obstante, se han presentado en mayor número los casos en costos de atención médica alta y especializada como oncológicos y de ortopedia”.
Otras enfermedades detrás de las tasas, explica el estudio, son las que más padecemos los mexicanos: las cardiovasculares y la hipertensión. Casi la mitad de los adultos en México vive con hipertensión arterial, y los temas cardiacos son la mayor causa de muerte. Por cierto, se prevé que para 2035 estas incidencias aumenten 40 por ciento.
El incremento de los costos médicos viene de diversos factores, me dijo Omar, desde los servicios en los hospitales, el uso y avance de la tecnología, los honorarios médicos, los medicamentos de alta especialidad, y claro, esas enfermedades que cada vez nos acosan más y que se asocian con “factores de riesgo como la obesidad, los malos hábitos nutricionales y el pobre manejo del estrés”, me dijo Omar.
Este último entra en otro apartado que AON llama “enfermedades adicionales dignas de mención”, y forma parte de la salud mental que, a su vez, “contribuye en gran medida a la morbilidad, la discapacidad, las lesiones y la mortalidad prematura, y aumenta el riesgo de padecer otras enfermedades”. Hay que atender la salud mental con seriedad.
Desde la óptica empresarial, las iniciativas de bienestar serán relevantes, no solo por contención de costos —que ya es razón suficiente—, también porque en los colaboradores está el éxito sostenible a largo plazo. La recomendación de Omar es que si la empresa es grande, se arme con una estrategia integral wellness a largo plazo, flexible y basada en sus necesidades particulares. Si la empresa es mediana o pequeña, y no se tiene una iniciativa, el primer paso es el diagnóstico, luego establecer los riesgos, las prioridades de la estrategia y, claro, usar con eficiencia los recursos.
Si no hablamos de empresas, sino de nuestra salud, querido lector, querida lectora, hagamos lo posible por mantenernos sanos, porque con estos aumentos no hay bolsillo que alcance.