México crecerá menos y la volatilidad seguirá como el elemento connatural a la economía. Para cerrar el año los mexicanos necesitamos un periodo de meditación y silencio para observar antes de actuar y lograr la prudencia que exigen los datos que estamos viendo. Hagamos un recuento de lo que nos enteramos tan solo esta semana:
La Cepal bajó su estimado de crecimiento para México de 2.5 a 1.9 por ciento para este año debido a la desaceleración en Estados Unidos, la incertidumbre en el entorno internacional y una reducción del gasto público.
Más allá del PIB para 2024, la economía mexicana resultó estar en el penúltimo lugar en cuanto a desempeño versus todos los países en América Latina. En los últimos seis años, México tuvo un crecimiento acumulado de 5.9 por ciento, lo que equivale a 0.98 por ciento anual, mostró la Cepal.
“El balance de riesgo para la actividad económica se mantiene sesgado a la baja”, dijo el comunicado de Banxico esta semana cuando decidieron bajar la tasa de referencia y subir su previsión de inflación a 4.4 por ciento para fin de año. El incremento de precios lleva una aceleración constante en los últimos cinco meses y llegó a 5.57 por ciento en julio.
Esta ralentización la ve también BBVA, en parte porque estima que el empleo formal extenderá su menor crecimiento hacia los siguientes meses, pero también porque el gasto en alimentos cayó 1.8 por ciento, mostrando la cifra más baja desde abril, igual que el gasto en bienes de salud que se contrajo 3.2 por ciento.
El peso ha perdido 11.2 por ciento de su valor desde junio.
En México se enfría la actividad económica en varios frentes y se percibe este “sesgo a la baja” antes que en Estados Unidos. Si bien allá los datos de desempleo y el lunes negro generaron dudas de la salud de la economía estadunidense, la tasa de inflación reportada esta semana registró sus niveles más bajos desde marzo de 2021. Además, la confianza de las pymes en EU durante julio estuvo en el nivel más alto en casi dos años
Los economistas vislumbran señales de un potencial resfriado en México y lo están llamando debilidad.
A este 2024 le quedan cuatro meses y medio. Viene un septiembre con congreso nuevo y presidente saliente, luego el cambio de administración. Se suma un proceso electoral en EU con una narrativa sensible hacia México por temas como el crimen organizado y el comercio.
Comparto lo que esta semana dijo José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, sobre América Latina: “está atrapada en tres trampas: baja capacidad para crecer, baja movilidad social y baja capacidad institucional y gobernanza”.
El momento para las decisiones está por llegar, sabemos que será un punto de inflexión, esperemos que la prudencia impere para blindar un poco la volatilidad.