México, al ser un importador y ensamblador de tecnología, seguirá dependiendo de a lo que podamos tener acceso, pero a partir de 2027 quedaremos fuera de todo y para todo el mundo debido a nuestro atraso como consecuencia de los cambios a leyes y normativas; los cambios hacia una transición energética segura no contemplan el cómo dejar de contaminar, mitigar o eliminar del ambiente a los contaminantes que emanan del pasado en el presente y hacia el futuro.
Hoy las únicas que valen en la realidad mexicana son las que emanan del poder legislativo, y en donde en la última década ha habido cambios para tratar de realizar un plan en este país hacia el futuro y cuya realidad es que hoy no hay uno concebido, un plan homogéneo apegado a una realidad dentro del entorno en donde estamos y a nivel geopolítico.
Ha quedado demostrado que la reforma energética implementada en 2015 desde el sector eléctrico, hidrocarburos, infraestructura y atracción de capitales ha funcionado y esto queda demostrado en los datos de la Inversión Extranjera Directa por parte de la Secretaría de Economía, la cual ha pasado de 3 por ciento a entre 12 y 18 por ciento del total de dinero que llega al país.
El año 2015 sirvió de punto de ignición para la renovación, modificación y adición en términos comerciales, plasmados y firmados en 2020 entre Estados Unidos, Canadá y México, bajo un libre intercambio de productos, servicios y materias primas.
Hoy México y de acuerdo con la balanza comercial del sector de hidrocarburos, tiene un alto déficit entre lo importado y lo exportado. Comparando al mes de febrero de 2023 con el año 2021 es dos veces mayor (2.3 mil millones de dólares, un incrementó de 5.5 del déficit), lo que indica que algo estamos haciendo mal en el sector de hidrocarburos, debido a que no producimos lo que necesitamos e importamos gran cantidad para poder cubrir la demanda.
El nearshoring “NO” ayudará al crecimiento del país. Todas estas empresas podrán venir, instalarse pero se irán en un corto a mediano plazo al ver que los combustibles, electricidad y todo lo necesario para operar desde un punto de vista energético no cubrirán sus demandas, precios altos o dependan de las empresas del Estado con ciertos términos y condiciones que no son adecuados para el costo de lo producido en cada una de ellas.
Los últimos 4 años ha habido una parálisis y falta de infraestructura nueva en cuanto a:
• Las inversiones en el sector eléctrico en la parte de nuevas plantas de generación tanto pública como privada; 13 plantas de Iberdrola ya existían en el mercado solo cambio de operador.
• Centros de almacenamiento de combustibles y que no hemos llegado a los días necesarios ante cualquier contingencia con base a la demanda (que no disminuirá en las próximas 3 décadas)
• Mejora en los combustibles al no permitir tener mejor oxigenante en la gasolina regular principalmente. El continuar con diésel con más de 15 PPM en el mercado y ocasionando el no cumplir con una de las cláusulas del T-MEC, y actualmente es parte de la discusión desde el punto de vista ambiental dentro del tratado.
• En las estaciones de servicio, al no haber las suficientes en el mercado, bajo un plan de visión de una transición energética en donde puedan ofrecer combustible fósil, cargas eléctrica o hidrógeno en el futuro requiere hacer un balance sobre la tendencia de este mercado, alineado algún día a un plan energético.
• Una mayor extracción de hidrocarburo líquido para poder cumplir con el requerimiento en las actuales refinerías, la nueva y la exportación de crudo (SHCP confirma que no podemos dejar de hacerlo, y si lo hacemos el déficit de la balanza sería mayor del actual que tenemos). Requerimos 2.5 millones de barriles diarios de crudo entre 22 a 28 API en promedio.
• El sector minero empezará a presentar rezagos ante el acomodo que deberá realizar la administración actual, y la cual deberá conceptualizar el para qué y el cómo realizar la exploración, extracción y explotación de las 185 minas que tienen hoy en día un permiso para sustraer los minerales. Antes de 2024 deberá haber las asignaciones al Sistema Geológico Mexicano y Litiomex dentro del mercado, y al mismo tiempo dejarles presupuesto suficiente por más de 400 mil millones de pesos a ambas para operar, además de hacer licitaciones para nuevas concesiones o las actuales, si algunas de ellas deberán migrar su operación dentro de la nueva ley aprobada.
Estas son algunas de muchas que hoy en día están en el tintero, no de un escritorio sino en la operación del mercado del presente al futuro.
Es factible que un país cambie las leyes o agregue artículos a la Constitución para tener no el control sino la forma, el cómo deben ser administrados los recursos naturales, y cuántos son tomados para su transformación, pero todo esto carece de una realidad si solo es discutido bajo un camino unilateral y sin una convicción de un plan de largo plazo entendible.
La política en papel y en discursos verbales tiene un fin, explicar cómo debe ser llevado un país para crecer. Hoy día no existen ya las ideologías infinitas sino una filosofía teológica camaleónica, alineadas con las condiciones geopolíticas en tiempo, y con base al peculio necesario para poder sobrevivir en el mundo. El planeta no requiere líderes sino guías que con ejemplos den paso a una mejora en la sociedad, y no en la concentración del control en el poder.
Todos los cambios realizados en los últimos cuatro años en México y en este 2023 están obsoletos y carecen de un futuro seguro. Estas modificaciones acotadas solo sirven para un periodo no mayor a 5 años (en las cuales habrá impugnaciones que equivalen a pérdida de tiempo en el mercado energético), debido a que el planeta sufrirá una segunda evolución derivada de las decisiones de los países, bajo el mismo principio de muchas décadas: cómo dejar atrás a los demás en forma tecnológica y cuánto dinero contamos para realizarlo.
Esto antes de 2027 estresará aún más al presupuesto de la nación, al querer que las empresas productivas del estado como CFE, Pemex, LitoMex y SGM operen gran parte del mercado energético, y si dentro de éstas, en las modificaciones surgidas, no está contemplado cuánto dinero deberá presupuestar en la parte ambiental, como cumplir con la política exterior firmada respecto a esto, en el caso de adaptarlas con dinero deberán dar un presupuesto de entre 30 a 40 por ciento por arriba que es asignado para operar.
Existe una corrupción energética ambiental en México al solo cambiar y modificar palabras, sin contar con un plan de largo plazo y el dinero para realizar todo lo que en papel plasman en el poder legislativo.