Una vez que se desarrolló el segundo encuentro de las y el candidato presidencial organizado por la autoridad electoral, hay varios elementos importantes que se arrojan al ciudadano para valorar de las diferentes opciones que representan visiones encontradas de proyecto de país, rasgos importantes para ir definiendo principalmente a la ya muy reducida franja de población indecisa.
Nuevamente la candidata Xóchitl Gálvez mostró su impericia y nerviosismo desde su primera aparición, siguió con muchos errores de dispersión y dificultad para hilvanar ideas, lenguajes limitados y una evidente memorización de frases recitadas que repetía mecánicamente, no hubo variantes en su estrategia de ataque sobre temas ya aclarados y trillados, cuestiones que son parte de la campaña de calumnias que desde la oposición han propuesto en la agenda mediática sin pasar a investigaciones serias ante las autoridades encargadas de la persecución de delitos.
Unos de los aspectos que le va a pesar a Xóchitl Gálvez por lo que resta de la campaña es esa reivindicación de autodenominarse candidata de los partidos PRI, PAN y PRD hasta con cierto un timbre de orgullo, esto en contrasentido a lo que expresó en el primer debate en el sentido de deslindarse de esos partidos autoproclamándose como una candidata ungida desde la ciudadanía, seguramente el reclamo de los partidos en ese desmarque obligó o la obligaron a que los asumiera con todo lo que ello implica de abrazar el desprestigio que los ha hundido electoralmente los últimos años.
Por su lado el candidato de partido Movimiento Ciudadano quedó algo desapercibido o neutralizado por sí mismo, en esporádicos ataques a una u otra de las candidatas contendientes, más cargada la embestida a la candidata del PRIAN pero sin expresiones o segmentos que hayan logrado resaltar su presencia, se sigue en el concepto de la gran mayoría de los analistas que su gran logro es haber tenido la suerte de haber sido candidato presidencial por circunstancias que lo derivaron porque no tiene la categoría política ni trayectoria para ello, es candidato porque los que iban a ser no pudieron ser.
Por su parte la candidata oficial hizo lo propio, en la misma tesitura del primer debate y acorde a sus líneas discursivas en campaña, no hubo variables, se concentró en las propuestas, hizo una reseña de logros de gran impacto social de su gobierno en la Ciudad de México y destacó también logros importantes del gobierno federal mostrando el compromiso de ensamble político y de acciones de su gobierno con el saliente, mostrando una vasta experiencia e ideas claras para conducción del país.
Es de destacar también que la temática planteada en el debate requería explicaciones con aspectos técnicos, lo cual a la candidata Claudia Sheinbaum fue la que se distinguió por el manejo de los tópicos con entera familiaridad en el lenguaje que demostró un nivel de preparación académica, fue la única que dio un manejo de conceptos técnicos y puso en evidencia que hay un manejo en la disciplina del conocimiento de lo que se trataba, hizo valer el doctorado y la experiencia de gobierno.
Solo falta un debate presidencial, solo queda un mes de campaña, los número en las tendencias no han variado, no se puede hablar siquiera de una elección cerrada, hay previsiblemente un resultado abrumador que todo indica que Claudia tendrá un Congreso con las dos terceras partes para consolidar el proyecto de transformación que inició Andrés Manuel.