El Comité Olímpico Internacional, a diferencia de otras grandes organizaciones deportivas, ha optado por la vía larga para decidir qué hacer con los juegos programados en Tokio a finales de julio próximo.
Aunque no parece tener otra opción que la de anunciar la posposición de esta justa, se ha puesto como plazo de análisis y reflexión cuatro semanas más. A fines de abril entonces, con la pandemia por el coronavirus en sus puntos más altos, el presidente de este organismo, el alemán Thomas Bach, dirá lo que todo mundo espera: los Juegos Olímpicos se moverán al 2021.
Muy pocos pueden explicar qué es lo que esperan ver Bach y demás directivos del COI en estas cuatro semanas para seguir con la idea de que es oportuno mantener el calendario actual.
La gran mayoría de los atletas, de prácticamente todos los deportes que componen el programa olímpico, se encuentran parados, ejercitándose en solitario, en sus casas. Todos los torneos clasificatorios que faltaba para completar el cuadro de participantes en Tokio se encuentran postergados y sin fecha para concretarse.
Con las cifras de infectados por el Covid-19 que se reportan al día de hoy solo China puede decir que tiene la enfermedad bajo control. Vivimos la explosión del virus en Italia, Estados Unidos, España, Alemania, Francia, Reino Unido y el resto de los países, entre los cuales está México, se encuentran ante un cuadro que ha puesto a temblar a sus economías y presagia momentos delicadísimo para sus sistemas de salud.
Pero bueno, el señor Bach no pierde el optimismo y con ello no le hace mal a nadie. Había dicho hace algunas semanas que decidirían en mayo… Hoy la resolución se dará por ahí del 20 de abril.
Esperemos que el COI siga unido porque en una de esas algunos comités que lo integran, tan importantes como el de los Estados Unidos, Alemania o Gran Bretaña, anuncian unilateralmente que se bajan de Tokio 2020… Un mes más de una incertidumbre nada sana.
