No le resultará nada sencillo al entrenador de la Selección Mexicana de futbol Sub-23, Jaime Lozano, definir a los tres jugadores mayores de esa edad que el reglamento de los Juegos Olímpicos le permite a cada uno de los 16 representativos clasificados a Tokio 2021.
Se trata que esos tres refuerzos hagan mejor al equipo que acaba de conseguir su pase a la máxima competición deportiva internacional. Esos tres “mayores” tendrán que ser titulares, si no, no tiene ningún sentido llamarlos. Repasando el rendimiento que este equipo tuvo en el preolímpico jugado en Guadalajara creo que las posiciones más endebles son la zona defensiva y la de ataque. Este equipo cuenta con extraordinarios elementos en el medio campo. De entrada, Carlos Rodríguez y Sebastián Córdova, ambos bien podrían ser titulares, inclusive en la mayor.
Tampoco veo problema alguno en la portería. Aunque no es titular en el Cruz Azul, Sebastián Jurado tiene experiencia ya (su paso por el Veracruz, lo documenta) y grandes condiciones. Lo mismo se puede decir del necaxista Luis Ángel Malagón, que inició el preolímpico como titular, aunque una lesión lo llevó a dejar su lugar a Jurado.
Las zonas que veo más endebles son la defensa central y la lateral izquierda... y el sector también izquierdo del ataque. ¿Qué tipo de defensor central llamaría? Uno que sea líder, que inicie las salidas del equipo a la ofensiva, más allá de que garantice ser un elemento que de seguridad en el juego aéreo y terrestre. En la lateral izquierda, Lozano ha improvisado jugadores que inclusive no manejan ese perfil, en detrimento del zurdo Alejandro Mayorga a quien no le da la confianza de ser titular. Y Roberto Alvarado, quien brilla en la ofensiva del Cruz Azul, en la Sub-23 se pierde, por ello la necesidad de reforzar esa zona.
Hay que empezar a ponerle nombre a los refuerzos. No debe haber tantas dudas.
Rafael Ocampo