Monterrey y América, extraña y contradictoriamente, salieron a jugar a defenderse en los definitorios duelos de vuelta, y en ello llevaron la penitencia: quedaron fuera de la Final en la que todo mundo los veía.
Eso es lo que explica su eliminación en la ronda de semifinales, ante los Tigres y las Chivas, respectivamente.
Esto dio pie a una Final absolutamente inesperada. El sitio 3 y el lugar 7 de la tabla general. Los rojiblancos con un entrenador debutante en la Liga Mx; los universitarios con el tercer entrenador de la corta temporada.
¿Cómo explicarán Víctor Manuel Vucetich y Fernando Ortiz lo que se viene juzgando ya como una cobardía de su parte? Demostraron no ser los grandes entrenadores que tantos elogios recibieron durante la fase regular del campeonato.
¿Qué decidirán sus respectivas directivas? ¿Les darán continuidad o les darán las gracias?
Es muy evidente la autoría del fracaso. Está firmada por Vucetich y por Ortiz. No hay manera de no señalarlos.
En contrapartida, todo el mérito para sus colegas contrarios. En el caso del serbio Paunovic ha generado un impresionante salto cualitativo en sus dirigidos en unos cuantos meses de trabajo serio. Por el otro lado, Siboldi le dio a sus dirigidos la concentración y el esfuerzo que estaban dejando de lado, muy confiados en el talento y calidad demostrada por sus figuras.
Es el de las Chivas y los Tigres un acceso a la Final absolutamente meritorio. Y son dos equipos con elementos de sobra para protagonizar un enfrentamiento sumamente atractivo. Tienen historia y blasones.
Será la Final entre un equipo renovado y esperanzado como las Chivas contra unos Tigres que se niegan a cerrar un ciclo histórico sin títulos.
Creí que este título lo iban a disputar el Monterrey y el América, pero reconozco que los sacaron de la Final dos equipos que hicieron muy bien su trabajo.
