Cada que la Selección Mexicana de Futbol pierde de forma contundente, sobre todo ante un rival que se presumía inferior, se llega a un tétrico fondo del asunto: no se cuenta con la materia fundamental para triunfar en este deporte: es decir, no tenemos destacados futbolistas, de esos que realmente marcan diferencias.
Cuesta trabajo llegar a esta conclusión porque muy a menudo a la Selección Nacional se le acomodan rivales a los que puede vencer o con los que brinda algunas actuaciones decorosas, dirían algunos hasta esperanzadoras.
Entonces el debate se sitúa en las virtudes y en los defectos de los entrenadores en cuestión. A veces también los malos resultados del equipo tricolor llevan a cuestionamientos amargos a los propietarios de equipos más influyentes y prominentes, esos que toman las decisiones en la Federación Mexicana de Futbol. Esto último se registró tras el fracaso monumental en el Mundial de Qatar de hace un año.
Pero la revisión puntual y franca del desempeño de los futbolistas no es algo que se practique en la generalidad de los análisis con consistencia y, sobre todo, consecuencia. Los futbolistas son sujetos de elogios extremos o de insultos bajos. No hay procedimientos que midan su capacidad de crecimiento, sin necesidad de usar los adjetivos calificativos.
Pero lo más grave no es que los analistas y expertos rehuyan su deber (a veces por amistad o cercanía o tambien por enfrentamientos y rencillas con los jugadores). Lo verdaderamente delicado es que la instancia creada para ello en todos los procesos mundialistas (llámese “Dirección de Selecciones Nacionales”), elabore análisis objetivos que determinen un perfil detallado del futbolista convocable. Esta ficha debe incluir su desempeño físico, su desempeño futbolístico (en lo individual y colectivo) y, sobre todo su desempeño mental.
Hay que revisar a fondo las tareas y obligaciones de esta instancia. Y dotarle de herramientas científicas inclusive que la hagan incontrovertible.
Los futbolistas son sujetos de elogios extremos o de insultos bajos.