Consumado su fracaso en el presente torneo, el Cruz Azul vuelve a ser rehén de rumores y chismes, qué importa si son bien o mal intencionados. Y todo por la ausencia de un discurso certero y claro por parte de quienes dirigen a este histórico club del futbol mexicano.
Resulta de una obviedad ofensiva que se quiera presumir desde los medios de información especializada, de que este equipo va a vivir cambios apenas finalice el campeonato. Es decir, el próximo fin de semana. Con el equipo sumido en los últimos puestos de la tabla no queda de otra.
Qué tan profundos serán esos cambios eso está por verse. El Cruz Azul ha invertido en la adquisición de una gran cantidad de jugadores, mexicanos y extranjeros, que cuentan con contrato vigente. Así que no será nada sencillo deshacerse así nada más de quienes no han dado los resultados esperados. Esta evaluación, por lo demás, no la supera nadie de la actual plantilla.
Pero lo importante cuando se pretende reordenar y redirigir un proyecto hacia instancias exitosas, no se está haciendo. No hay nadie que defina el tipo de proyecto que quieren y esto es fundamental, es el primer e inequívoco paso, para poder volver a ganar campeonatos.
Esto define todas las siguientes acciones. El director deportivo en primer lugar y luego el entrenador o director técnico adecuado para este proyecto. Una vez concretado esto viene la definición de la nueva plantilla. Pero no puede ser que dé lo mismo buscar como cabeza a Guillermo Almada, a Diego Cocca o a Victor Manuel Vucetich, de acuerdo a lo que leo en algunos medios. Tampoco da igual saber si se quedará Óscar Pérez como principal enlace entre la directiva y el entrenador… O si contratan a Emanuel Villa, otrora figura del equipo.
También la directiva actual puede declararse incompetente y pagar para que alguien, que lo hay en el medio, les diseñe un proyecto deportivo que acabe su caos.